La Asociación Provincial de Empresas de Actividades Marítimas (APEAM) cuenta con un nuevo presidente desde el pasado mes de octubre. Santiago Mayol, propietario de la empresa Excursiones Marítimas Puerto de Sóller, lidera a los 132 asociados de esta entidad que aglutina a consignatarios, estibadores, remolcadores, navieros, prácticos, agentes de aduanas, gestores náuticos, empresas de chárter, excursiones martítimas, astilleros y servicios Marpol.
Pregunta.– Hace dos meses accedió a la presidencia de APEAM tras 12 años del anterior presidente. ¿Qué objetivos se ha marcado?
Respuesta.– Mi previsión es seguir con un mandato continuista de las acciones que está realizando APEAM, que no son pocas. Ahora mismo tenemos muchos frentes abiertos y también está la problemática de la pandemia. Dependemos de una solución sanitaria para volver a reanudar la actividad, ya que hay sectores donde prácticamente no se ha podido trabajar nada. En algunos casos, como cruceros, chárter o excursiones marítimas, la actividad se ha visto afectada en un 80-90 por ciento.
P.– Sin embargo, el mantenimiento y la reparación de embarcaciones sí que han podido continuar…
R.– Sí, pero no al mismo ritmo que antes. Cierto es que el parón de la actividad por el Covid-19 no es comparable con el sector turístico porque partimos de infraestructuras muy diferentes. Por ejemplo, se cerraron hoteles y se puso al personal en ERTE. En el sector de reparación y mantenimiento han tenido que mantener al personal ya que se trata de una actividad laboral muy especializada, como el trabajo de un soldador o de un mecánico naval. Son profesiones que no se encuentran tan fácilmente.
P.– ¿Cree que el Gobierno ha ayudado y apoyado al sector a afrontar esta situación? El presidente de la APB dijo que las ayudas se suscribirían a lo que la ley permite.
R.– Sí, las administraciones locales nos han ayudado. Han estado muy comprometidas con todos los problemas y la situación crítica que hemos vivido en Baleares. Sin embargo, estamos con la historia de siempre: no basta, queremos más. Lo que permite la ley no es siempre lo que deseamos los empresarios. Nadie tiene una varita mágica para saber cuándo acabará esta pandemia y, por tanto, ahora todo está en manos de las autoridades sanitarias
P.– ¿Qué piden ustedes?
R.– Hemos pedido que no nos cobren las tasas, pero supongo que todo tiene un límite. En Ports IB han rebajado un 50 por ciento las tasas de amarre, mientras que en Autoridad Portuaria han permitido aplazamientos de las tasas portuarias y también algún descuento.
P.– ¿Se sienten alejados de la sociedad balear?
R.– No, de ninguna manera. De hecho, tenemos actividades que funcionan muy bien y tienen una notable aceptación local, como puedan ser el chárter, las excursiones y el mismo transporte marítimo, que se desarrolla con total normalidad. Luego, hay gente que está contra todo: los aeropuertos, los puertos, los cruceros… Al final, todos vivimos del turismo. Que se ha hecho bien o mal es una cuestión de política de hace muchos años. Se eligió un modelo turístico y las empresas se han ido adaptando. Ahora cambiar de modelo sería traumático, por lo que lo que hay que hacer de alguna manera es regular una mejora del sector turístico como, por ejemplo, el tema de Magalluf o de las party boats.
P.– ¿Cree que el Govern debe limitar las escalas de los cruceros en Palma?
R.– Es muy importante que sigan llegando los cruceros a Palma porque son una fuente de generación económica y de empleo. Si se tiene que hacer una regulación, que se haga pero evidentemente no hay que prescindir de ellos. Con los cruceros están cohabitando los consignatarios, los prácticos, los amarradores, el transporte, el comercios, restaurantes y bares... Si hay siete días a la semana, no juntarlos en el mismo día
P.– ¿Cómo valora el abandono de su base en Palma por parte de una importante empresa de chárter por el elevado coste de los amarres?
R.– Aquí hay diversos factores, no sólo están los elevados costes de los amarres sino la poca afluencia que han tenido las empresas de chárter durante esta temporada. Han trabajo a un 20 por ciento de su capacidad, esto hace que los gastos se disparen y que los ingresos desciendan considerablemente. En este caso concreto, se han buscado soluciones como irse a Canarias, donde se ha iniciado la temporada turística. De todas maneras, Baleares se volverá a llenar y aparecerán otras empresas, a pesar de que sea un destino caro porque el transporte es limitado y eso encarece los precios de todo.
P.– ¿Qué le parece la tasa a las empresas de mantemimiento de embarcaciones?
R.– Las tasas terminan por repercutir en el consumidor. Esta y otras tasas encarecen todo el trabajo y el material. Estamos por la labor de cuanto menor sea la tasa, mejor. Seguiremos negociando con la APB.
P.– ¿Le gusta el área industrial del puerto frente a la Catedral?
R.– Mientras esté bien delimitada, no habrá problemas. Esta área está provista de toda la normativa medioambiental que exige la administración.