Así lucía esta mañana la cubierta del Joven Daniel Segundo, llena de atunes en descomposición.
Seis meses después continúa el problema de los atunes podridos y los daños a los pescadores sin que nadie haga absolutamente nada. En esta ocasión la víctima ha sido el arrastrero Joven Daniel segundo, con base en Palma. Cuando faenaba hoy a unas 17 millas al sur de Cala Figuera se ha encontrado con una desagradable sorpresa a unos 250 metros de profundidad. Al sacar el arte un amasijo de atunes en descomposición arruinaba la jornada de trabajo.
La campaña de cerco del atún duró apenas una semana a finales de mayo pero medio año después los descartes de esa flota de grandes barcos continúan causando graves y reiterados daños a los pescadores de arrastre en las Islas.
El Joven Daniel Segundo ha tenido ya seis incidentes de encuentro con atunes podridos en los últimos meses. Según pasa el tiempo, es más difícil identificar cuántas piezas han sido atrapadas en cada ocasión por la red dada la descomposición creciente del pescado que se convierte apenas en un amasijo de carne pútrida pero el patrón del barco, José Lorente, ha contado casi treinta cabezas, más fáciles de identificar y más enteras que el resto del pescado.
Los daños se multiplican cada vez que los pescadores se encuentran en esta situación. El arte queda inutilizado y no se puede volver a utilizar, las capturas que vienen con los atunes podridos no se pueden aprovechar, el combustible gastado en la jornada se ha tirado a la basura. Según los cálculos del patrón del Daniel Segundo “hoy habremos perdido 400 euros de gasoil, unos 1.500 euros en pescado que no hemos podido aprovechar, y cerca de 700 euros en redes”. Unos 2.600 euros en total de pérdidas en un solo día.
La Conselleria d’Agricultura, Pesca i Alimentació del Govern balear se quejó ante el Ministerio el verano pasado por este reiterado problema en el que parece que el dinero es el que decide si hay que cambiar o no las cosas. No parece que las exiguas ganancias de la flota de arrastre local puedan compararse con los beneficios de las grandes atuneras que dominan este mercado.
Si bien la competencia queda fuera del ejecutivo autonómico, los pescadores echan en falta la implementación de algún tipo de ayudas específicas para afrontar esta lacra a la que nadie parece estar interesado en poner solución y que inutiliza jornadas enteras de trabajo en un sector de actividad en una situación ya de por sí muy complicada.
CONÉCTATE AL PODCAST DE GACETA NÁUTICA