Shtandart, la aventura de navegar como hace 300 años

El barco escuela de origen ruso es una réplica perfecta del primer barco de guerra ruso botado en 1703

El Shtandart, en una de sus visitas a Palma.

No hay curioso que se le resista. Su maravillosa estética acapara la atención de niños y adultos que se detienen para admirar la belleza en cada una de las velas, cabos, y detalles tallados en la madera que recrean a la perfección al primer barco de guerra ruso botado en el año 1703. Es el Shtandart, una maravillosa réplica del barco original del siglo XVIII que ha visitado en varias ocasiones las Islas Baleares y, de hecho, bordea en estos momentos la costa de Formentera en ruta hacia el puerto de Pasajes, en el País Vasco. Le rodea siempre un halo poderoso que tiene la capacidad de retrotraernos tres siglos permitiéndonos visualizarlo en alguna de las batallas navales en las que participó el buque original.

El Shtandart original fue construido en los astilleros Olonetsky, por encargo del zar Pedro I. Tras participar en multitud de enfrentamientos bélicos, el barco quedó finalmente fuera de servicio en 1727.

Esta réplica navega pacíficamente alrededor del mundo, incluso ahora en época de guerra, como buque escuela permitiendo que personas aficionadas a la náutica de todo el mundo, con y sin experiencia, puedan vivir la aventura de navegar como si se hallaran en el siglo XVIII.

Su actual capitán, Vladimir Martus, fue el encargado de llevar adelante el proyecto de reconstrucción de Shtandart, en el cuál participó activamente talando árboles, cortando láminas, lijando y barnizando. Sus 34,5 metros de eslora y 6,9 metros de manga fueron construidos a mano, tal y como se hizo en aquel entonces, siendo la madera el material predominante y 30 toneladas de acero que aportan una gran estabilidad al barco.

El barco tiene 34,5 metros de eslora y acoge en sus travesías a navegantes, con o sin experiencia.

Tardaron dos años para armar el esqueleto y otros cuatro para montar el casco y la gran cantidad de detalles que posee. Hay una historia detrás de cada objeto, pues cada una de las personas que colaboró en su reconstrucción lo hizo por auténtico amor al arte después de su jornada de trabajo o de estudio. Así, para honrar sus labores, los talladores de madera han plasmado sus propios rostros en algunos de los ornamentos, mientras que el resto de colaboradores ha dejado su huella en cada mano de pintura, de barniz, en cada clavo o cabo que se aprecia en el barco.

Desde que fuera botado en el año 2000, ha navegado el equivalente a ocho vueltas al mundo. Cuenta con cinco tripulantes fijos: el capitán, un ingeniero y tres marineros, pudiendo llegar incluso a 25 tripulantes, contando a los aprendices que participan en todas las actividades que se desarrollan a bordo, limpieza de la cubierta, arreglar desperfectos, cocinar, ordenar, etc.

El Shtandart, que ejerce la doble función formativa y de museo, lleva ya dos décadas navegando por Europa. El navío participa en regatas de grandes veleros, festivales de vela y también ha sido utilizado en diferentes producciones cinematográficas como The Admiral o Peter and Wendy. Sin embargo, su último papel protagonista lo desempeñó precisamente para una serie española: La Fortuna, de Alejandro Amenábar, en la que se narraba la historia de la controvertida recuperación del tesoro de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes, hundida en 1804, por parte de la empresa Odissey y el posterior litigio con el Gobierno español, para ver quién se quedaba lo recuperado, un botín de más de medio millón de monedas de oro y plata de la época del rey Carlos IV.

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