Tiro con tirachinas en las Bahamas

TRIBUNA ABIERTA | El autor, protagonista involuntario de la fotografía que ilustraba el reciente reportaje en un diario balear en el que se afirmaba que los pescadores submarinos deberían utilizar hondas hawaianas, rebate los argumentos ofrecidos en el texto y acusa a los políticos de ser unos ignorantes o de mentir conscientemente sobre el impacto en el medio de esta disciplina de pesca recreativa

El autor, en la foto que ilustró hace unos días un polémico reportaje en un diario balear.

El hecho de escuchar las mentiras de nuestra clase política, contemplar las imputaciones por malversación o cualquier otra triquiñuela para llenarse los bolsillos se ha convertido en una situación habitual y desgraciadamente ya no nos sorprende. Estos esperpentos, estos parásitos sociales, lentamente, pero con pasmosa constancia, han ido minando la confianza de todos los ciudadanos, quienes diariamente acuden a su trabajo, para así mantenerles en sus respectivas poltronas.

Hace años, antes de que asomase esta nueva clase social, los baleares podíamos disfrutar del mar en todas sus islas, con las lógicas restricciones. Posteriori, estos personajes de la película más inimaginable y surrealista de ciencia ficción, enfundados en sus trajes con corbata, decidieron privatizar el mar, limitando o excluyendo a la pesca recreativa, tanto de superficie como submarina. Debemos recordar que esta privatización coarta y limita las libertades y los derechos de los habitantes de las Baleares.

Me gustaría destacar además que una de estas modalidades, en concreto la pesca submarina, es la disciplina deportiva menos dañina que existe y, por descontado, la más selectiva.

 Así pues, si la finalidad de los políticos y determinados funcionarios era preservar la fauna y el ecosistema marino, deberían haber restringido a quienes más pescado capturan y que resultan más dañinos, en lugar de limitar o excluir actividades ocio-deportivas que defienden el autoconsumo y el derecho a la soberanía alimentaria.

¿Qué pesca es la que tiene más incidencia en el ecosistema marino?

Basándonos en hechos objetivos, sabemos que la Pesca Profesional resulta ser la más nociva para la fauna y los fondos marinos. Sale a faenar diariamente para abastecer lonjas y mercados. (Sin límite de capturas.)  

No podemos negar que la Pesca recreativa de superficie y la Pesca Submarina, son actividades extractivas, por tanto, también tienen una incidencia en la fauna marina, aunque comparativamente mucho menor que la pesca profesional, (en especial la pesca submarina) y con todo tipo de restricciones o exclusiones.

Como todos sabéis, en el ranking social, el político es el que más devaluado está con mucha diferencia. Una devaluación que se han ganado a pulso durante años. Ya nadie les cree y, es muy normal, con la gran cantidad de mentiras que son capaces de emitir y lo que son capaces de hacer para mejorar su situación personal.

La verdad es que ni a mí, ni a ninguno de los pescadores submarinos nos sorprende la cantidad de improperios que emite cada vez que se pronuncia el actual Jefe de Recursos Marinos del Govern Balear, Antoni Grau, demostrando un absoluto desconocimiento e ignorancia sobre la pesca recreativa submarina.

Ya nos tiene acostumbrados. Nos criminaliza constantemente intentando proteger al sector profesional, tal vez por ser “el pez más grande” y por temor a una posible “rebelión en la granja”.

Lo que a mí sí que realmente me sorprende es hasta dónde o hasta cuándo vamos a seguir aguantando este tipo de injusticias, improperios y menosprecios. Hasta cuándo vamos a seguir agachando la cabeza y sometiéndonos a todo tipo de imposiciones. Está claro que, o nos unimos y nos defendemos, o tenemos los días contados. Estos fenómenos innaturales nacidos de la mano de la política “viven, pero no nos dejan vivir.”

Debemos ser conscientes y tener presente que la pesca submarina es la única actividad que paga cuotas aparte para poder pescar en algunas “teóricas reservas”, algo que a mí entender es un atentado comparativo. En Baleares no existe ni una sola reserva integral real.

Antoni Grau, no siente vergüenza alguna al afirmar que “en la Colònia de Sant Jordi gozan de 57 licencias para que sus barcas de “artes menores” (¿arte?) puedan seguir capturando pescado diariamente…” Nada menos que el Parque Nacional Marítimo Terrestre de Cabrera. ¡Toma ya! ¡Él, que se las da de protector de los recursos marinos!

¿Son las reservas auténticas reservas o son otra cosa?

Apunta además el señor Grau que “Las cofradías con 'reservas' han comprobado que son las que sobreviven”.

Pues ya sabe, Antoni, si son reservas o parques, son reservas o parques. Búsqueles trabajo a los pescadores profesionales en otro lugar o acabaremos con el ecosistema marino, porque ya le digo yo señor Grau, que la escasez de peces no es por culpa de la pesca recreativa submarina.

En una ocasión comentaba el señor Grau que “no pararía hasta ver desaparecer la pesca submarina”. Decía también que “la Pesca Submarina mata tortugas y delfines…”

¿Cuántas mentiras y barbaridades más sin sentido alguno va a seguir inventando para conseguir su propósito? No debería faltarle al respeto a los practicantes de la afición que tanto amamos y que llevamos practicando toda la vida. No se debe jugar con los sentimientos de la gente. Si llego a saber todas las sandeces y barbaridades que iba a proferir el señor Grau, en una bochornosa entrevista, desprestigiándonos una vez más, como de costumbre, jamás hubiera autorizado la publicación de una foto mía.

Estoy convencido de que el periodista del Diario de Mallorca realizó su trabajo correctamente. Quién utilizó al entrevistador fue usted, Antoni Grau, mintiendo a los lectores, como siempre hace.

¡Por favor no nos trate de idiotas! ¡Ni a mí ni a todo el colectivo de pescadores submarinos! Le hablo así para que me entienda a la perfección. Desde este momento seremos sus mejores publicistas. Señor Grau, desde hoy y en adelante, toda la cantidad de los descartes profesionales, de los residuos, de vertidos, a la postre de la mierda que está debajo del mar, verán la luz. De hecho, toda esta porquería supera con creces las necedades que usted emite cada vez que habla del colectivo de la pesca submarina. ¡Imagínese!

 Seguramente para usted y sus intereses resultaremos unos observadores incómodos, pero intentaré darle bombo y platillo para que todos los ciudadanos sepan quienes son los verdaderos culpables de lo que ocurre en el lecho marino, con su beneplácito.

¡Y la única alternativa que contempla su imaginación es que podamos practicar nuestro hobby pescando con una honda hawaiana! La única manera que yo veo viable para que las “teórica reservas” lo sean, (actualmente cotos privados para que el sector profesional pueda hacer lo que quiera) es que usted y los que actúan de esta guisa, se vayan a las Bahamas a practicar con un tirachinas y nos dejen vivir en paz. Particularmente yo les mandaría mucho más lejos, pero por educación no lo haré. Creo que, si usted es un poco más inteligente de lo que ha demostrado en la entrevista publicada en Diario de Mallorca, entenderá perfectamente el lugar al que me refiero.

Campaña política de mentiras y calumnias

Como podéis observar, la tremenda repulsión que me provocan los comentarios emitidos desde su desconocimiento, es superior a la ignorancia que a menudo nos demuestra en los medios de prensa.

Insoportable la sarta de mentiras y calumnias sobre la pesca recreativa, sobre los pescadores submarinos; un sector minoritario que trabaja a diario para poder salir al mar algún día de la semana, (si el tiempo lo permite) disfrutar de su pasión y llevarse un pescado para comer con la familia o amigos.

Me dispongo a hablar claro, sin rodeos y con la verdad por delante. Estoy cansado de recibir constantes ataques por parte de estos elementos que no se merecen nuestro respeto, puesto que sus hechos así lo demuestran. Os vuelvo a recordar que pagamos todos los ciudadanos para que hagan bien su trabajo y velen por el bien común.

Afirmo que el señor Grau es un perfecto ignorante, como mínimo en el tema que nos ocupa, y yo, el que aparece en la foto, se ha sentido ofendido. Intentaré ayudarle para que no muestre la profunda ignorancia que asoma cada vez que emite un comentario relacionado con la pesca submarina.

Llevo toda mi vida practicando este maravilloso deporte, soy un pescador honrado que acata todas las normativas impositivas que establece la ley y, repito, selectivo como la propia pesca submarina.

Modestamente, intentare instruirle un poquito, puesto que una vez más habla desde el profundo desconocimiento, (en mi opinión, siempre pensando en su propio interés) obviando al ciudadano.

Las Bahamas no son las Baleares

En este reportaje se aboga por reproducir el modelo de las Bahamas en Baleares como posible alternativa a la pesca submarina. Veamos, las Bahamas están en el Océano Atlántico occidental y en una zona en la que abundan los arrecifes de coral. Le recuerdo que las Baleares están en el Mar Mediterráneo, hay una pequeña diferencia, ¿no cree? ¿Se ubica Sr. Grau o necesita más ayuda? Me lo permita o no, le daré un consejo. Antes de pronunciar tales sandeces debería documentarse mínimamente. ¡No es que sea por falta de asesores, como bien sabemos todos los españoles!

Propone que, en vez de pescar con fusiles de dos o tres gomas, utilicemos una especie de “tirachinas hawaiano”. Vamos por partes: Los fusiles de dos o tres gomas sirven para atravesar un posible pez como máximo a tres metros de distancia, intentando evitar que el pez se vaya malherido, agonizando y sin que nadie lo pueda aprovechar. A mayor distancia lo normal es fallar o, como acabo de comentar, que se vaya malherido por no traspasarlo.

Si pescásemos con tirachinas, sólo podríamos atravesar la posible captura a dos palmos de distancia. Casi todos a los peces que arponeásemos se perderían, quedando malheridos y agonizando hasta su muerte.

Se ve que a usted poco le importa y prefiere que ese pez muera y nadie pueda aprovecharlo. ¡No había caído! Está acostumbrado a ver que la pesca profesional arroja al mar todo el pescado muerto que no pueden vender (descartes) y su mente ha normalizado esta situación. Al verlo como algo normal, cree que todos somos de la misma condición. Debe ser ese el motivo. Porque de lo contrario no lo entiendo. A mí sí me duele ver a un animal agonizando, solo pesco para autoconsumir. Yo no disparo a todo aquel pez que se pone a tiro, no me lucro con el medio marino. Respeto el mar y todo lo que en él habita y, por tanto, no destruyo lo que amo.

Continúa su exposición hablando de las “reservas”, después de la Serra de Tramuntana como último reducto de la pesca submarina, y casi al final comenta: “Con respecto a las Malgrats, mientras hasta ahora se permitía la pesca de recreo (excepto la submarina, claro está)”. dejando de manifiesto una vez más sus claras intenciones de acabar con la pesca submarina. Así actúa el señor Antoni Grau.

Si ha sido capaz de leer hasta aquí, intente buscarle un sentido a esas tres palabras que he subrayado en el texto y, si algún día lo encuentra, seguramente será usted mucho más feliz.

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