Imagen del ferry Ciudad Autónoma de Melilla
Naviera Armas, propietaria de Trasmediterránea y uno de los principales operadores del transporte marítimo entre la Península Ibérica, las Islas Canarias y Baleares, ha alcanzado un acuerdo con sus principales acreedores financieros para garantizar el mantenimiento de sus operaciones y mantenerse a flote.
La empresa atraviesa desde hace meses problemas financieros que se han visto agravados por la pandemia de covid-19 y el descenso del tráfico marítimo. Ante la imposibilidad de afrontar sus obligaciones con los acreedores, el grupo canario ha optado por entregar parte de la compañía a los fondos de inversión y a la banca. El objetivo de la naviera era reestructurar unos 700 millones de euros en deuda, de los que 582 millones corresponden a dos emisiones de bonos con vencimiento en 2023 y 2024.
De momento ha logrado un acuerdo con sus mayores acreedores (Barings, Bain Capital, Cheyne Capital y JPMorgan) para convertir en capital un total de 240 millones de euros en deuda. De esta forma, los bonistas se hacen con el 50 por ciento de la empresa pero la familia Armas seguirá manteniendo el control de la misma.
Para garantizar el mantenimiento de las operaciones, la empresa recibirá una inyección de liquidez de hasta 100 millones de euros a través de un crédito puente, según confirmó el diario Expansión y, según el acuerdo, los bonos que no se convertirán en capital –por un total de 292 millones de euros y que suponen el resto de la deuda pendiente– aplazan su vencimiento hasta 2026.
La familia Armas ha logrado mantenerse al frente de la naviera gracias a la venta del barco Villa de Teror al Gobierno de Canadá por cerca de 100 millones de euros. Tras liquidar una deuda de unos 50 millones que pesaba sobre el buque, los máximos accionistas de Trasmediterránea tienen previsto realizar una inyección de capital de cerca de otros 50 millones de euros.
La primera compañía de transporte marítimo de España tiene también una deuda de otros 200 millones, en forma de préstamos bancarios tradicionales. Banco Santander, que es el principal acreedor bancario, seguirá financiando la sociedad.
Dentro del plan de reestructuración, la compañía va a recibir un préstamo puente de urgencia por unos 100 millones para garantizar la viabilidad de su operativa los próximos meses, hasta que reciba otro crédito por parte del Gobierno a través del Fondo a la Ayuda a la Solvencia de Empresas Estratégicas gestionado por la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI).