Una escultura submarina recordará a Fernando Garfella

La obra Ull de Peix, de Xabi Amonarraiz, se instará en aguas del Cap Llebeig, donde solía bucear el documentalista fallecido durante una inmersión el 9 de agosto de 2020

Fernando Garfella falleció en agosto de 2020 a los 31 años.

El próximo domingo 6 de junio (salvo que condiciones meteorológicas de última hora no lo permitan) varias embarcaciones zarparán desde el Puerto de Andratx con la obra Ull de Peix, del escultor Xabi Amonarraiz Arcos, que se instalará en el Cap de Llebeig de la isla de Sa Dragonera en homenaje al documentalista marino Fernando Garfella Palmer, fallecido a los 31 años el pasado 9 de agosto de 2020.

El homenaje, impulsado por vecinos de Andratx y miembros de organizaciones como Save the Med, Open Arms, Protemar, Tesma y Fundación Palma Aquarium, ha contado desde un principio con la colaboración y financiación del Ayuntamiento de Andratx. Han participado una treintena de personas llegadas de todos los ámbitos: grafistas, biólogos, sanitarios, pescadores, conservacionistas, submarinistas, técnicos y regidores del Consistorio y profesionales del mar (también de fuera de Baleares), entre otros. La Cofradía de Pescadores ha cedido una de sus barcas para realizar el traslado de la escultura submarina.

La primera parte del homenaje se realizará el 6 de junio, con la instalación de la obra Ull de Peix (ojo de pez, en catalán) en el cap de Llebeig. Posteriormente, se organizará una limpieza del fondo marino coordinada por el Programa de Limpieza de Fondos Marinos (PROTEMAR) y el Ayuntamiento de Andratx. Participará personal de la Fundación Palma Aquarium, del Club de Vela de Port Andratx y de Tesma. Los organizadores y la familia Garfella-Palmer creen que esta acción ambiental es el mejor homenaje que se le puede hacer a Fernando, que dedicó parte de su trayectoria profesional a limpiar los fondos marinos de Baleares.

También como una manera de preservar su voluntad de alejarse de los focos (detestaba ser protagonista) y que su homenaje cristalice así en una acción directa de protección ambiental. “Lo importante es el mar, no yo”, era una frase recurrente que solía decir a los periodistas que le proponían entrevistas. La segunda parte del homenajea a uno de los mejores documentalistas marinos de España será a principios de agosto, con la instalación de una segunda pieza de Amonarraiz en el paseo marítimo del Puerto de Andratx, a escasos metros de donde Fer amarraba su lancha. Será a principios de mes, en el primer aniversario de su fallecimiento. La escultura contará con una placa en su homenaje en la que, aparte de un texto, habrá un código QR que dirigirá a una web con una biografía del submarinista y sus mejores imágenes del litoral balear.

La familia del submarinista cree que con esta acción se logrará no solo homenajear y hacer eterno al realizador en el pueblo que lo vio crecer, sino también que se perpetuará una campaña de concienciación para la protección de los mares y del litoral.

La familia Garfella-Palmer agradece a todos los voluntarios, Cofradía de Pescadores, Puertos de las Islas Baleares, organizaciones, administraciones y amigos de la infancia que han impulsado y hecho posible este homenaje. Y agradece, pero también recuerda, que en septiembre el pleno del Ayuntamiento de Andratx votó instar al Govern de les Illes Balears, donde recae la competencia, a que la reserva marina de Sa Dragonera lleve algún día el nombre de Fernando Garfella Palmer.

PREMIO TIMÓN A TÍTULO PÓSTUMO

Fernando Garfella fue galardonado con el Premio Timón de Comunicación de Gaceta Náutica en su edición de 2020. Recogío el premio su hermano Carlos, que se ha convertido en custodio de su legado.

Su temprana y trágica muerte, mientras buceaba cerca de la costa de Estellencs (Mallorca), dio a conocer al gran público su excepcional trabajo como documentalista. Pero en el mundillo de la náutica, y especialmente en el de las actividades subacuáticas, Fernando Garfella ya estaba plenamente reconocido como uno de los mejores comunicadores submarinos de España. Era así, en parte, por su exquisita sensibilidad para captar la vida bajo el agua, y tambien –por qué no decirlo– por su carácter combativo, que le llevó a denunciar numerosas agresiones contra el medio ambiente, desde el vertido de aguas fecales hasta el abandono de redes en el lecho marino.

Fernando Garfella vivía por y para el buceo, pasaba casi más tiempo en remojo que en la superficie, y no es de extrañar que la muerte fuera a su encuentro mientras hacía aquello para lo que había nacido.

El 9 de agosto de 2020 se encontraba grabando un pecio –quizás el más importante de Mallorca– cuando una narcosis se lo llevó para siempre. Su cuerpo fue hallado por los GEAS de la Guardia Civil a 92 metros de profundidad. Tenía 31 años.

El periodista Esteban Urreiztieta, amigo personal y admirador de Fernando, recordaba así una de sus últimas filmaciones: “Hace un par de días colgó su obra póstuma en su perfil de Instagram. Se puso a volar sobre un águila marina en Sa Dragonera y rodó una secuencia en blanco y negro onírica, casi mágica, en la que la raya agita lentamente sus alas, como suspendida en el aire, en busca del más allá”.

Para la historia de la comunicación náutica y subacuática de Baleares queda el testimonio visual de las innumerables inmersiones de Fernando Garfella, como la vez que pudo captar a una gran familia de cachalotes gracias a un sistema de detección de sonidos submarinos incorporado a su lancha: “Cuando escucho el tableteo que hacen, espero en la superficie a que suban a descansar”. O aquella ocasión en la que liberó a una tintorera de un palangre y ella, agradecida, posó ante su cámara durante el tiempo suficiente como para que las imágenes se cuenten entre las mejores jamás obtenidas de un tiburón azul nadando en aguas abiertas.

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