En 1994 participé en mi primera Copa del Rey a bordo del Maxi Hispania, de la Comisión Naval de Regatas de la armada; entonces la regata estaba ya consolidada como un importante hito anual en el panorama internacional de la vela y para un chaval «de provincias» venir a debutar en la capital de la vela supuso un acontecimiento que, aunque en aquel momento no lo sabía, iba a cambiar mi vida.
A bordo del Hispania navegó uno de los días Su Majestad la Reina Sofía, como representante de la Familia Real. Una de las muchas claves del éxito de la regata ha sido, sin duda, el continuo apoyo de la Familia Real, que hoy en día mantienen SM Felipe VI: el deporte español en general y más específicamente la vela tiene una deuda de gratitud con la Familia Real.
Para mí, como para el resto de regatistas españoles en el circuito, la Copa del Rey ha sido un trampolín al mundo profesional: gracias a ella, un amplio número de patrocinadores se acercaron a la vela y sostuvieron con sus presupuestos campañas de regatas que saltaron nuestras fronteras y nos permitieron crear la red de contactos internacionales que ha supuesto la base de nuestra expansión internacional. Como ejemplo, el equipo Provezza, en el que navego actualmente, ganó la Copa del Rey de 1997: para Ergin Imre, su armador, esa victoria significa uno de sus mayores logros en el mundo de la vela; fue durante otra Copa del Rey donde conocí al equipo y, a consecuencia de ese contacto, formo parte de la tripulación del Provezza desde 2015.
Desde los tímidos inicios de la Copa del Rey, Mallorca se ha ido convirtiendo en el epicentro de la industria náutica mundial; esto no es unicamente atribuible a la Copa, pero sin duda el brillo de esta regata ha atraído a muchos de los superyates que desde los años 80 han ido considerando Mallorca como su puerto base y que han ido aumentando en número y tamaño.
Y 40 años después de su primera edición, 27 desde de mi primera participación, la Copa del Rey sigue siendo un acontecimiento en el panorama internacional de la vela; el Real Club Náutico de Palma ha sabido ir adaptando la regata a los tiempos y la ha hecho evolucionar para que conserve su atractivo.
En cuanto al futuro de esta regata y en general de la vela, creo que sigue siendo una actividad que atrae talento y que por lo tanto tiene un gran magnetismo para esos tipos brillantes que levantan imperios económicos y que. cuando han triunfado en su actividad de forma indiscutible, buscan nuevos desafíos en los que ocupar su intelecto: seguro que no nos faltarán nuevos armadores en el futuro.
Las únicas «nubes» de tormenta que amenazan el futuro de la regata y en general de Mallorca como epicentro mundial de la industria náutica son las instituciones publicas y su incontenible afan recaudatorio y regulatorio. Confiemos en poder mantener a los burócratas bajo control para que así nada amenace la posición hegemónica de Mallorca en el mundo de la náutica y de la Copa del Rey en el de las regatas internacionales.
Nacho Postigo es regatista profesional.