El vertido de aguas residuales detectado el pasado domingo en la Bahía de Pollença, frente al espigón del club náutico de la localidad, se produjo a menos de una milla del proyecto de regeneración de posidonia oceánica en la Punta Avançada.
Así lo confirma el geolocalizador de un conjunto de seis fotografías realizadas por un navegante de la zona, a las que ha tenido acceso Gaceta Náutica. En las imágenes se percibe cómo una gran masa de aguas residuales emerge desde el fondo, provocando una mancha de color marrón en la superficie.
El vertido procede de una tubería submarina que los vecinos de la zona creían clausurada, aunque nadie ha podido corroborar de momento dónde está conectada. La empresa pública responsable del ciclo de agua en Baleares, Abaqua, informó a la Asociación de Defensa del Port de Pollença de que el emisario está sometido a controles anuales. El vertido cogió por sorpresa a los miembros de esta entidad, quienes daban por hecho que este problema concreto (no así el resto de los que afectan al litoral municipal) estaba resuelto. Pero las fotografías son elocuentes y demuestran que la tubería estaba operativa el pasado domingo.
La distancia desde el punto en el que fueron hechas las fotos y el área de reforestación de posidonia, a cargo del IMEDEA, es de algo más de media milla, aproximadamene. En la Bahía de Pollença conviven, por tanto, vertidos recurrentes de aguas residuales con un proyecto pionero de recuperación de una especie protegida.
Un informe del Seprona de la Guardia Civil sobre la Bahía de Palma, incorporado a la causa penal que investiga un supuesto delito contra el medio ambiente, estima que este tipo de vertidos de fecales han arrasado más de 500 hectáreas de posidonia a lo largo de las últimas décadas.
El Ayuntamiento de Pollença ha reconocido en un informe de su Área de Medi Ambient que las soluciones técnicas para acabar con los vertidos contaminantes a la Bahía “no son fáciles” y exigen una gran inversión de dinero público.
Entre las obras requeridas, el consistorio apunta la necesidad de rediseñar las redes de alcantarillado, construir tanques de tormenta e instalar nuevos emisarios y estaciones de bombeo. Mientras esto no ocurra, las filtraciones de materia fecal a las conducciones de agua de lluvia seguirán llegando al mar.