¡Vía de agua! ¿Qué hago para que no se hunda mi barco?

Saber cómo actuar en caso de embarcar agua resulta vital para no empeorar la situación

Es una situación temida como pocas para cualquier navegante. Detectar una vía de agua en nuestro barco puede ser el prolegómeno del apocalipsis que a veces lleva nuestro barco al fondo del mar, pero muchas veces el problema tiene sencilla solución.

Como siempre, la información es poder. Hay que mantener la cabeza fría y saber cómo debemos actuar ante cada situación. Por este motivo, acudimos a quien más sabe, que es Salvamento Marítimo, la entidad responsable de dar cobertura a cualquier incidencia que pueda surgir en el mar. A ellos es a quien debemos avisar en cuanto detectemos una anomalía.

Lo primero y más importante es localizar el origen del problema. El primer paso para conseguir esto es hacer algo tan sencillo como probar esa agua que aparece donde no debería estar. Si se trata de agua dulce, significa que es una fuga del depósito de agua potable y podemos respirar tranquilos porque nuestro barco no corre riesgo. En cambio, si el agua es salada y caliente, eso quiere decir que procede del circuito de refrigeración por lo que hay que localizarla para evitar que aumente la entrada de agua. El problema puede ser aún peor si el agua es fría y salada porque eso confirmaría nuestra peor pesadilla: tenemos una vía de agua.

El responsable del Centro de Coordinación de Salvamento Marítimo en Baleares, Miguel Félix Chicón, explica que un elevado número de los casos el origen del problema es una pérdida en el circuito de refrigeración: “Como consejo preventivo, cuando aún estamos en puerto debemos encender el motor y comprobar si sale el agua que viene del circuito de refrigeración por el costado o por el escape, porque si no sale hay dos posibilidades: o tenemos una avería en la bomba con el riesgo que supondría de quemar el motor o tenemos una fuga en el circuito y está descargando agua en la sentina con el consiguiente peligro”.

Antes de hacernos a la mar también es importante comprobar que las alarmas funcionan correctamente y que tenemos en perfecto estado de revista tanto las bombas de achique como las bengalas. Otra medida preventiva es fijar correctamente el ancla para que no tenga huelgo. Si no es así, las uñas pueden golpear reiteradamente el casco hasta originar una vía de agua. También resulta importante verificar que todos los cierres del barco están bien sellados. “En más de una ocasión la gente avisa de una vía de agua cuando en realidad su único problema es que se han dejado algún tambucho abierto y están embarcando agua por ahí”, cuenta Chicón.

Las vías de agua pueden tener cuatro causas diferentes: entrada de agua desde la cubierta por filtraciones o una escotilla mal cerrada, un agujero en el casco como consecuencia de una colisión o varada, pérdida de estanqueidad de las válvulas de fondo, prensa estopas o pasa cascos situados bajo la línea de flotación, o reflujo de agua a través de las evacuaciones del aseo o fregadero.

Si descubrimos agua en la sentina, debemos poner en marcha de inmediato todas las bombas de achique. No debemos apagar el motor porque estos dispositivos consumen mucha batería y se descargaría en minutos. Sin embargo, también resulta perjudicial avanzar o retroceder porque si hay una vía de agua en el casco, con la marcha aumentaría mucho la entrada de agua, por lo que lo correcto sería dejar el motor desembragado. En esta situación lo oportuno sería destinar un tripulante a bombear con la bomba manual y el resto a achicar con baldes.

En el caso de que comprobemos que el agua de la sentina procede de una pérdida en el circuito de refrigeración sí que deberíamos parar el motor para evitar que aumente la entrada de agua, por lo que perderíamos la bomba de achique conectada al circuito y deberíamos servirnos exclusivamente de bombas manuales y cubos para sacar el agua.

En el caso de que localicemos la vía de agua, debemos intentar taponarla desde el interior con ropas o cojines que debemos mantener apretados. En los veleros es posible intentar pasar el foque por debajo del casco y tensarlo de banda a banda para intentar taponar desde fuera la vía de agua. Sin embargo, esta maniobra no es sencilla y corremos el riesgo de que la vela se desplace hasta enredarse con la hélice y crearnos un problema mayor.

Podemos taponar una vía de agua con el foque pero es arriesgado / Imagen: Salvamento Marítimo

Si una válvula o un pasa cascos falla, debemos cerrarla o si no es posible, colocar un espiche cónico de madera a medida para detener la fuga. Si la vía es pequeña y disponemos del material, podemos aplicar pasta reparadora, capaz de actuar incluso debajo del agua.

En el caso concreto y específico de un abordaje, según detalla Miguel Félix Chicón “no hay que intentar separar los barcos, pues puede resultar que al separarlos los daños empeoren y alguno de los dos o los dos se vayan a pique”. Es necesario comprobar con detalle los daños antes de intentar separar las embarcaciones que han colisionado y, en caso de duda, avisar a los servicios de salvamento.

Una vez que hemos comprobado que tenemos un problema serio, es importante poner en marcha el procedimiento de emergencia: avisar a Salvamento Marítimo, dotar a cada pasajero con su correspondiente chaleco salvavidas, preparar la lancha auxiliar si disponemos de ella, y tener a mano las bengalas señalizadoras. Eso sí, no hay que abandonar el barco, a no ser que el hundimiento sea inminente. Siempre es mejor esperar en un barco semihundido que en una lancha.

A la espera de ayuda, podemos intentar aumentar la flotabilidad del barco con acciones complementarias como vaciar el depósito de agua dulce o arrojar peso inútil por la borda.

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