Antoni Noguera (Més) es teniente de alcalde de Modelo de Ciudad, Urbanismo y Vivienda, y uno de los políticos con mayor influencia en el Ayuntamiento de Palma. En menos de dos años sustituirá a José Hila (PSOE) al frente de la alcaldía y es ya el representante municipal en el consejo de administración de la Autoridad Portuaria de Baleares, donde ha sido noticia al renunciar a su dieta de 927,21 euros brutos (584,14 euros tras aplicar la retención del 37%) por considerarla «innecesaria» y «desmesurada».
Su decisión no ha sentado bien a otros consejeros, que entienden que les deja en evidencia. No en vano, fue el propio consejo el que en 2001, bajo la presidencia del socialista Francesc Triay, aprobó el régimen económico de sus miembros. Un informe de la Abogacía del Estado de 2004 señaló que las cuantías debían ser las máximas establecidas por el Ministerio de Economía. Noguera defiende que los políticos ya tienen un sueldo y que no deben cobrar por asistir a reuniones que forman parte de su trabajo. En esta entrevista habla también de la polémica ampliación del Club Marítimo del Molinar, de transferencias portuarias y de la ecotasa en los cruceros. Y advierte: «Votaré en contra de lo que crea que no es bueno para la ciudad».
–¿Por qué ha renunciado a las dietas que le corresponden como consejero de la Autoridad Portuaria de Baleares?
–Cuando se formalizó que yo fuera el representante del Ayuntamiento en la APB, me enviaron una hoja con un número de cuenta y llamé por teléfono para renunciar a la dieta. Me sorprendió que la cantidad fueran 900 euros por reunión. Considero que un político ya tiene su propio sueldo y por tanto no ha de cobrar dietas. En los últimos años la política ha sido muy convulsa y quienes tenemos responsabilidad de gobierno debemos trasladar un mensaje de confianza. Creo que este dinero podría tener un mejor destino.
–¿Debería cundir este ejemplo o es una cuestión meramente personal?
–Estas dietas son nominales, no de la institución. Para mí es una cuestión de coherencia, primero por mi formación política y luego por mi compromiso con el Ayuntamiento de Palma. Evidentemente se trata de una decisión personal, yo no soy nadie para decirle a la gente lo que tiene que hacer, y mucho menos a otras instituciones, ya sean públicas o privadas. Nosotros (Més) pensamos que estás dietas son totalmente desmesuradas y al renunciar a ellas queremos transmitir a la ciudadanía la manera que tenemos de entender la política.
–¿Tendrá usted un papel activo dentro del Consejo de la APB, donde la mayoría de propuestas se aprueban por unanimidad?
–Tenemos una clara intención de redefinir la relación entre la ciudad y el puerto. Mi papel será defender los intereses del Ayuntamiento y votaré a favor de aquello en lo que esté de acuerdo y en contra de lo que crea que no es bueno para la ciudad. Y explicaré siempre el porqué.
–¿Es usted partidario de las transferencias de las dársenas deportivas de la APB a la comunidad autónoma, como ha solicitado el Parlament?
–Entiendo que en el tema portuario y aeroportuario hay que ir un paso más allá. Lo que no puede ser es que nuestros puertos de interés general sean de los más rentables del Estado, que generen una cantidad de actividad económica millonaria, y que ello no repercuta en la ciudad y en las Islas Baleares. Me gustaría que tanto en el puerto como en el aeropuerto hubiera una cogestión para que el dinero que aquí se gana no se invirtiera, por poner un ejemplo, en construir un aeropuerto en Castellón. En general soy partidario de tener competencias para hacer políticas más coherentes.
–Hace poco entrevisté al presidente de la APB, Juan Gual, y no le pregunté si estaba a favor del proyecto de ampliación del Club Marítimo del Molinar, pues di por hecho que no era así. Pero sí le pedí que explicara qué piensa hacer para que esta entidad, que pronto cumplirá 100 años y forma parte del patrimonio marítimo inmaterial de Mallorca, no desaparezca. Me dijo que hablaría con el Ayuntamiento. Le hago, pues, la misma pregunta a usted: ¿Qué fórmula técnica y legal tienen para que el Club Marítimo siga existiendo?
–Cuando llegamos a gobernar nos encontramos un informe municipal, encargado por el anterior equipo del PP, que es demoledor y muy negativo con el segundo proyecto del Club Marítimo del Molinar. Primero porque advierte de que cambiará la dinámica del litoral, segundo porque creará una nueva playa, tercero por todo el tema del dragado y el cemento, cuarto por el impacto sobre un barrio tan singular como el Molinar y quinto porque una ampliación de estas características exige un plan especial del puerto que no existe. Compartimos con Gual un objetivo: queremos garantizar la supervivencia del club. ¿Cómo lo podemos hacer? Con un proyecto que pueda ser rentable manteniendo sus límites actuales. Tenemos algunas ideas y desde el Ayuntamiento queremos hacérselas llegar a los socios del club. No gustaría un puerto abierto al barrio, tal vez eliminando barreras, con terrazas más grandes y con concesiones más importantes que permitan afrontar la rehabilitación. También conocemos algunos inversores que están interesados en preservar el espacio. Creo que, si nos sentamos todos juntos –APB, club y Ayuntamiento–, podemos encontrar una solución.
–¿Se han reunido ya con el club?
–Sí, y tenemos algunas diferencias, sobre todo en relación a las dimensiones del proyecto. No se puede olvidar que tenemos un compromiso político y que debemos cumplirlo, pero insisto que hablando se puede llegar a un consenso.
–Entiendo que está tendiendo puentes con el club.
–Como he dicho, estamos muy interesados en la supervivencia del club. Ni el Ayuntamiento ni la APB estamos a favor del segundo proyecto, pero no quita que no podamos colaborar de forma activa en buscar soluciones. Y lo digo de forma sincera, no tengo ningún tipo de problema. Con un buen proyecto de club el Molinar mejorará como barrio. Es lo que le pedimos a la APB, que entienda la ciudad y el puerto como un conjunto. Me gustaría trascender de esa imagen del «no» que se nos atribuye, porque no responde a la realidad. Estamos dispuestos a consensuar un buen proyecto y, como ya he dicho, a aportar ideas e inversores. En el equipo tenemos grandes arquitectos, como Joan Riera, Biel Horrach o Francisco Cifuentes, que ya han hablado del tema.
–¿Puede el Ayuntamiento proponer un proyecto básico?
–El Ayuntamiento puede ayudar a esbozar una alternativa.
-Cambiando de tema: ecotasa en los cruceros recaudada por las empresas consignatarias que operan en los puertos de interés general. ¿Qué le parece?
–Me parece bien. Y me gustaría poner un ejemplo. La tasa turística ha de servir para solucionar algunos problemas que tiene la ciudad. Los cruceristas tienen una especie de camino de elefantes que pasa por el centro y que provoca una sensación de masificación que no es buena ni para el turista ni para el residente. Deberíamos pensar en un Paseo Marítimo con menos coches, más cívico, y aquí la tasa turística podría ser muy útil. La fachada marítima ha de ser un objetivo, sin dejar de lado otros proyectos de rehabilitación cultural, como las torres del Temple, Can Serra… No hay que olvidar que tenemos un problema importante con el Estado, que es su negativa a que la tasa se pueda cobrar en puertos y aeropuertos, que sería si duda el escenario ideal.