El próximo año 2025 tomaré parte por cuarta vez en la Mini Transat, regata que cruza el océano Atlántico, en solitario, sin asistencia, sin comunicación y sin combustibles fósiles. Solo estamos propulsados por el viento y cargamos baterías con el sol. En 2005, y hasta 2019, fui el más joven en cruzarlo, en regata, con solo 19 años. Las razones por la que quiero volver a competir son varias:
En primer lugar, porque quiero disfrutar del camino para intentar ganarla. Es una espina que tengo clavada y me gusta cumplir mis sueños, aunque hace muchos años que permanezcan dormidos.
Por otro lado, quiero celebrar el 20º aniversario de mi primera Mini Transat y, de paso, experimentar la revolución que suponen los nuevos barcos de proa redonda respecto a los clásicos de proa puntiaguda.
Otra poderosa razón que me impulsa es que, después de unos años acomodado como capitán de superyates, quiero cambiar la complejidad por la sencillez, el confort por la incomodidad, los avanzados sistemas de comunicación por las estrellas y el pijama por el traje de agua.
Por último, porque quiero demostrar que es posible comer alimentos liofilizados sin sufrimiento animal (veganos) en un reto de tal magnitud.
BARCO DE SERIE
En la clase Mini 650 conviven los barcos de serie y los prototipos. Por ahora, la categoría de prototipos está en horas bajas, puesto que hay muy pocos barcos de última generación preparados para ganar. Mientras que de los 60 o 70 barcos de serie que están en la línea de salida, 40 pueden optar a la victoria. Hay un buen nivel y muy homogéneo. A la hora de elegir mi barco la decisión fue fácil: prefería navegar con armas iguales, no disponía del dinero para construir un prototipo competitivo y no sabía si dispondría del tiempo para desarrollar un barco desde cero.
Encargué a un astillero lo estrictamente necesario para que fuese considerado un Clase Mini Vector de serie: un casco, una cubierta, una quilla, dos timones y un mástil. Y desde octubre estoy momentáneamente alejado de mis obligaciones laborales para poder convertir estos trozos de fibra y metal en un barco fiable y rápido. Es un casco de serie, pero dentro de la legalidad de las reglas de la Clase Mini, estoy poniendo en práctica todas las ideas, diseños, sueños, dibujos y sensaciones que hace 15 años que estoy guardando en un cajón o en un rincón de mi cabeza.
El trabajo es arduo, implica la concepción e instalación del plano de cubierta, revisar la hidrodinámica, diseñar la aerodinámica, el circuito eléctrico, la electrónica, la ergonomía… Aunque hace más de un año que lo tengo todo diseñado, son constantes los contratiempos y los cambios para hacer un barco más fiable y más rápido.
Por suerte no estoy solo en el día a día. Mi querido padre se ha ofrecido, una vez más, a aguantarme, a ayudar en algunos trabajos y a liderar otros para que el barco, al que he bautizado VERDHUGO (para continuar la saga que empezó con mi segundo optimist) sea una joya.
UN PROYECTO A MI RITMO
No me sobra tiempo, las millas por recorrer son muchas, pero estoy muy agradecido de poder compaginar este proyecto con mi trabajo de capitán del espléndido nuevo “Open Season”, armado por Thomas Bscher y diseñado por Javier Jaúdenes, ambos socios del RCNP.
La reducción de eslora entre el Open Season original (Wally 107) a este Baltic 68 me ha venido como anillo al dedo, ya que implica un programa de crucero y de regatas de Maxis más fácil de compaginar con mi proyecto para la Mini Transat 2025. Podré hacer mis regatas de clasificación, entrenar duro y en 2025 entrenar con mis queridos rivales del Atlántico.
Al inicio tenía claro que quería empezar mi proyecto sin patrocinios económicos, quería vivirlo a mi ritmo. Hasta la fecha sólo he pedido o aceptado patrocinios tecnológicos, que me ayudan desarrollar mi barco al máximo nivel, como son GRD Inox, Decabo Yacht painting, JJ Covers, Corderie Lancelin y Forward Rigging.
Ahora el panorama ha cambiado un poco. Ya tengo el barco casi acabado y el calendario organizado, por lo que ahora sí que abro las puertas a un patrocinador que quiera acompañarme en esta aventura. Estaré en la línea de salida por mis propios medios; sin embargo, el objetivo de esta colaboración sería alcanzar la excelencia que, para mí, no es otra cosa que rodearme de los mejores profesionales para que me ayuden con la toma de decisiones estratégicas, tácticas y con el punto extra de velocidad.
Si hay algo que tengo claro es que, con o sin patrocinador, quiero llevar uno o varios mensaje solidarios en defensa de los más desfavorecidos, de los animales y del medio ambiente. Y por supuesto, mojar, una vez más, los colores de nuestro querido RCNP por el Atlántico.