Sí, la semana pasada estaba a favor del fondeo controlado en Illetas y esta estoy de acuerdo con que no haya bonificación en el combustible de las embarcaciones de recreo. Por lo visto soy un potentado anarcoliberal y posidoniófobo y no puedo tener un descuento en la compra de gasolina para el barco. Puedo tener un coche e ir de aquí para allí. Podría, incluso, tener dos vehículos o un coche el doble de caro, pero elegí tener un coche y un barco baratitos. Mea culpa.
Por otro lado, no me queda muy claro cómo se hará para controlar a aquellos que van con un depósito externo o un jerrycan.
-¿Es para una embarcación de recreo?
-¡No, loco!
Pero, ojo, al igual que con los fondeos y las playas, creo que se debe legislar también tierra adentro.
Me parece perfecto que para ir a trabajar o hacer la compra se subvencione el combustible, pero si alguien coge el coche un sábado para ir a la playa, que no cuente. Es lo mismo que hacemos muchos de nosotros por mar, ¿no?
¿Y visitar a tu madre? ¿En coche? Una videoconferencia es casi lo mismo y más ecofriendly. Y que no me entere de que los amigos de la Vespa de Son Sardina organizan ir a desayunar a Santa Magdalena. Usar un motor de explosión por diversión debería estar penado.
De hecho, voy un paso más allá. No deberíamos trabajar a más de 20 kilómetros de nuestro hogar. Una distancia para hacer en bici eléctrica, como mucho. Si quieres trabajar más lejos, te buscas una nueva vivienda: están igual de baratas que el combustible.
Nos va a quedar un estado totalitario maravilloso. Estado totalitario, carreteras cómodas para todos.