Es de bien nacido ser agradecido y ahora que Xisco Gil –Frágil para varias generaciones de regatistas– deja la Federación Balear y ficha por la española es un buen momento para redactar unas líneas.
Xisco ha sido un compañero de trabajo y jefe con una capacidad de trabajo brutal. Con una visión de la vela que le ha permitido crear una planificación deportiva que ya le gustaría a muchas federaciones nacionales. Los resultados son más que evidentes.
Tiene dos características, en principio contrapuestas, la capacidad de hablar –si fuera mudo reventaría– y la capacidad de escuchar. Esto y una paciencia infinita sólo al alcance del Santo Job le ha permitido lidiar con marrones enormes, como la interpretación excesiva de un reglamento para meter a una niña sub 13 en alguna competición, por ejemplo.
A mí una cosa que me maravilla de Xisco es todo lo que le cabe a la vez en la cabeza. Sentarse una mañana y repartir en un calendario tres furgos, cuatro remolques, seis neumáticas, quince entrenadores y cien regatistas a seis meses vista me parece magia. Que además saliera bien cada vez era impresionante. Y si algo se torcía tenías enfrente al señor Lobo –«soluciono problemas»– y todo volvía a su cauce.
Aunque, sin duda, el mejor ejemplo que podemos poner de planificación y resolución es el del Trofeo Princesa Sofía: 400 llamadas en una semana (no es una exageración, las contamos), ocho campos de regatas, Delta arriba para el grupo plata de FX. Todo pasaba por el ser omnisciente en el que se convertía. ¡Y el lunes a la Federación, que había cosas que hacer!
Todo esto que les cuento ha servido principalmente para dos cosas. Xisco es referente de la clase Optimist, no sólo para los regatistas de Baleares sino también en otras federaciones autonómicas. Más de diez años con éxitos continuados, campeonatos del Mundo, de España, meter a toda la expedición balear en el grupo oro, por equipos.. Pero también hacer que, actualmente, cerca de 200 optimistas naveguen en nuestras islas; es una cantera para el futuro insuperable.
Y, por encima de todo, creer en la federación como entidad y que ésta sea la unión de los clubes, dando oportunidades a todos independiente del peso específico del club. Estos años hemos presenciado los éxitos de regatistas de s’Estanyol, Ibiza o Cala Gamba que hubieran sido impensables sin los planes de tecnificación desarrollados por Xisco.
Yo, el arriba firmante, soy el autor del texto que pueden leer, pero no hubiera sido posible sin las aportaciones de Miquel Salom y Maria Antònia Ferrer que, además, son copartícipes del buen hacer de la Federación Balear de Vela estos años y han hecho posible todo lo ideado por Xisco.
Sin duda, deja el listón muy alto en esta casa, no sólo por los resultados deportivos, que también, sino por su dedicación y buen hacer a la hora de resolver las múltiples complicaciones del día a día.
¡Frágil, buen viento y buena proa!