El Ayuntamiento de Palma ciudad ha decidido cambiar de nombre unas calles dedicadas a marinos ilustres de la historia de España por considerarlas franquistas. Si la noticia en sí misma ya es mala, aún es peor cuando uno lee las explicaciones que da el ayuntamiento y que vuelca de forma impulsiva en sus redes sociales para intentar mitigar las críticas. Por eso no hay duda alguna: esto es impresentable, se mire por donde se mire.
Entre los nombres de las calles que cambian están los de Ilustres Marinos como Churruca, Gravina o Cervera. Y para hacerlo se escudan en la Ley de Memoria Histórica, que realmente sabemos que no es tal, pues pretende ensalzar a un bando y condenar al otro, sin más.
Sirva de ejemplo como el mismo Ayuntamiento se negó a condenar los bombardeos del bando republicano a la ciudad de Palma, con víctimas civiles. O en Menorca, donde se negaron a reponer el monolito recordatorio del asesinato del alcalde de Es Castell (Menorca) Francisco Gimier Sintes, fusilado por el Frente Popular de la República y que decidieron retirar de donde estaba ubicado. Y eso es cualquier cosa menos memoria histórica.
Digo que es tan grave el estropicio porque confunde el concepto "nombre de marinos de nuestra Armada" con el concepto de "franquistas". Y eso es intolerable. En primer término porque estos marinos son de época muy anterior a la Guerra Civil y nada tuvieron que ver con ésta. Y en segundo lugar porque denota ese complejo cutre de la progresía de considerar todo lo que suena a español, todo lo que suena a militar, como algo denostable, rechazable. Y eso es impresentable.
Cuando se leen las explicaciones dadas el estupor no hace sino que aumentar. Dicen que las calles se denominan así porque son nombres de barcos franquistas de la guerra civil. Pero a ver, almas de cántaro: ¡el Gravina y el Churruca estuvieron al servicio del bando republicano durante la guerra civil!
Además, de ser así como dice el alcalde las calles se denominarían como los buques (ejemplo: calle Destructor Churruca o calle Destructor Gravina), y no con la palabra Almirante delante, que denota claramente que era el personaje y no el buque lo que denominaba la calle hasta esta fecha.
Por eso digo que todo esto es impresentable. Añádanle los gastos de dinero público que el cambio implica, así como el reajuste de navegadores, callejeros, etc. y el despropósito es aún mayor.
Pero hay algo peor en todo esto. Es el complejo de la progresía, que provoca involución. Esta nueva progresía que no recuerda ni reconoce la Transición como punto de encuentro y para la que todo lo que conlleva el concepto España les suena mal, lo rechazan. No saben que estos tres personajes representan una generación de marinos ilustrados, a la vanguardia del desarrollo y la ciencia de la época, que además fueron defensores de la Patria con mayúsculas, concepto que tanto les disgusta.
Conozco a marinos mercantes y gente de mar que son de ideología de izquierdas, a ellos les pido: ¡parad este esperpento!, la sociedad no está para gilipolleces.
Los actuales gobernantes de los pactos de izquierdas aplican un sectarismo sin límites, absurdo. Y con ello traen una involución política evidente. Frente a todo ello sumemos sentido común y criterio. Honor y gloria a nuestros marinos, siempre.