La méteo no ha acompañado en el primer día del Ciutat de Palma y parece que va a ser así los restantes días de la regata. Y aunque sólo se pudieran disputar dos pruebas en toda la regata esta seguiría siendo imprescindible en el calendario ¿Por qué? Por que este evento es excelente.
Una vez, cuando trabajaba en otro sitio –en otra vida– vino un consultor y hablando de esto y aquello dio una gran definición de la excelencia: vas a Disneyworld, haces una hora de cola para subir a una atracción, dura 10 minutos, te pondrías inmediatamente de nuevo en la cola.
Pues bien, es diciembre, llevo todo el día en una neumática y volvería ahora mismo a dar llegadas (si hubiera viento, snif, snif). Esto en la organización, pero ¿y entre los deportistas? El mejor ejemplo son los chicos de mi club, que se amotinarían si no bajaran al RCNP y eso que las condiciones no son siempre placenteras, hace dos años navegaron con el Puig Major nevado a la vista. Ahí está la excelencia.
¿Y cómo ha llegado este trofeo a este punto? Ahora sería fácil hacer un análisis simplista, juntando "n" optimist, con unos recursos económicos "x", con una plantilla enorme. Pero no es así: esto sólo sale si se pone cariño, dedicación y mucho esfuerzo.
Con gente determinada a hacer una regata de categoría, pensando en que los regatistas sólo tengan que competir y no preocuparse de nada más. Y, sobre todo, por encima de quién se lleva la carabela de plata, de que todos se lo pasen en grande y quieran volver a salir al mar, de nuevo, después de un día de navegar.