Durante la semana de la vela de Cala Gamba participé como oficial de llegadas. Los dos días de regatas de Optimist llamamos la atención -otros miembros del comité de regatas y yo mismo- a un señor que con su lancha seguía la regata demasiado cerca. Tanto que acabó rodeado de optimist en una llegada a meta.
No pretendo abroncar al padre desde estas líneas ni hablar de futbolización de la vela. Explicar la importancia del entorno, la existencia de padres que suman y padres que restan o que el mensaje debe centrarse en el esfuerzo, el aprendizaje y la diversión lo dejo a los excelentes psicólogos y entrenadores que tiene la vela balear. Son ellos los que deben desarrollar estas ideas y trasmitirlas a los jóvenes regatistas y a sus familias.
Animo a estas últimas a que se acerquen a las regatas: a los niños les gusta que sus padres les vean. Lo cierto es que esto ocurre cada vez más, tanto que el reglamento de regatas a vela contempla ya a la persona de apoyo no sólo como el entrenador, miembro del equipo o preparador, sino también al progenitor o tutor del participante (definiciones) y que éstos deben aceptar las reglas (Regla 4.2) por lo que su comportamiento puede repercutir en los regatistas.
¿Qué hay que hacer si queremos seguir una prueba? Conseguir unas instrucciones de regata para conocer los horarios, el recorrido y el canal de radio que se usará. Así estaremos al tanto de lo que ha de suceder, podremos seguir las indicaciones del comité e, incluso, echar una mano si fuera necesario. Mantenerse fuera del recorrido, se puede seguir a nuestros chicos, pero siempre por el exterior del campo. Para no desventar a los regatistas o hacer estelas al ir de aquí para allá pero principalmente porque uno pasa a ser un obstáculo para otros barcos.
Piensen que puede haber tres grupos navegando a la vez e ir hacia la siguiente baliza amurados a babor o estribor, desde bordos opuestos. Nunca ponerse frente a la línea de llegada, es cierto que hay entrenadores y fotógrafos, pero desde el comité les pedimos que se aparten. Un niño de Optimist D llegando a meta con diez barcos más, tres reglas de paso, algo de táctica y estrategia, 20 metros entre comité y boyarín y, de repente, una lancha atravesada es mucho estrés. Además, el viento empuja hacia la línea y cuando se quiere maniobrar es tarde.
Ojo, hay regatas que ya destinan un área del campo de regatas para esperar y seguir la regata. No hay que salir de ahí, yo mismo he sido llamado al orden por asomar la proa fuera de la zona asignada.
¿Qué más hace falta? Es imprescindible respetar el trabajo de los entrenadores, oficiales y organizadores del evento. Y siempre, siempre, siempre, acompañar y disfrutar del deporte de nuestros hijos.