Los chicos de All Wrapping están vinilando una Fjord de un azul espectacular. Cuando subió Mariela a la oficina le pregunté si me podría hacer un camuflaje dazzle a la lanchita, le puse un ejemplo -el primero que sale en internet- y me dijo que no hacían cosas tan feas. ¡Sin duda es un camuflaje disruptivo!
En la Primera Guerra Mundial, como resultado de los hundimientos provocados por los U-boote alemanes, se intentaron distintos tipos de camuflajes para barcos tanto militares como civiles. Un barco pintado de negro era ideal con poca visibilidad, pero una silueta perfecta el resto del día. Incluso se pintó el HMS Ramilles de rosa para disimularlo en el ocaso y en el amanecer, aunque el resto del día era llamativo. Y debían de silbarle cada vez que entraba en puerto.
Con estos mimbres Norman Wilkinson, oficial de la Royal Navy y pintor reconocido, presentó al Almirantazgo un camuflaje donde no se buscaba ocultar el barco si no romper sus formas con patrones de líneas horizontales, diagonales y verticales. Todavía se conservan en el Imperial War Museum de Londres las maquetas que presentó y que se usaron con periscopios simulados para ver la efectividad. La idea era que no se pudiera calcular la velocidad y rumbo de las embarcaciones. Un convoy debería ser algo así como un grupo de cebras. Si van a imágenes de cualquier buscador alucinaran con las marcianadas de dibujos que se hicieron, que incluían fantasías arlequinadas por toda la amura de un trasatlántico.
El vapor West Mahomet con camuflaje disruptivo, 1918.
Este camuflaje fue copiado por distintas marinas y la US Navy no se quedó atrás, incluso después de algunos estudios decidieron que si las franjas se cruzaban en 50º eran más efectivas. Busquen una imagen de una lancha torpedera. ¡No hay por dónde cogerla!
¿Fue efectivo? Hubo demasiados factores implicados para poder determinar que fuera útil o inútil. De hecho, en la Segunda Guerra Mundial, con los avances en detección electrónica -RADAR, SONAR, ASDIC…- y la aviación embarcada, cayó en desuso, aunque todavía quedó algún barco con líneas curvas y parches pintados en sus costados. Pero casi parecen sobrios comparado con los anteriores.
El razzle dazzle trascendió el ambiente militar, hubo pintura vorticista y cubista muy relacionada. Incluso la moda se llenó de bañadores y otras prendas disruptivas.
Y, aunque no lo crean, hay un ejemplo moderno de dazzle y, además, relacionado con la náutica y la moda. Mark Farrow se encargó del diseño gráfico de las velas y casco del VOR de Camper -con el que se dio la vuelta al mundo en el 2011 y 2012- repitiendo el logo del puente en distintos colores, tamaños y posiciones. Un velero bien pintón y fino a la caña.
De cómo llevé su rueda una mañana hablaremos otro día.