Si en casa tienen un joven regatista –si no lo es usted mismo– tienen una mochila de HH, Musto, Sail Racing o, en su defecto, un petate estanco de Decathlon. Y hacen bien, a un barco sólo se puede subir con una maleta blanda que se doble y meta en un cofre como ya nos indicaba B. Blanch en El perfecto invitado a bordo (Etorial Noray).
Cómo ha llegado este moderno petate a copar todos los pañoles y furgonetas de nuestros clubes náuticos es un misterio para mí y ya les digo que no soy el árbitro de la moda que pueda explicarlo, pero sí puedo sugerir un par de pistas.
Un petate es una bolsa cilíndrica de tela con cierre en un extremo, hasta aquí bien. Buscando un poco de información damos con que en inglés se llaman Duffel bag y este nombre hace referencia un pueblo de Flandes donde se hacían las petates con una gruesa tela ya en el siglo XVII. Este pueblo, y su tela en concreto, da nombre al Duffel coat que en castellano es una trenca, ergo ya sabemos como es la tela. Antes de esto existirían los hatillos, paquetes de ropa envueltos en un pañuelo o tela.
Los petates militares de la segunda guerra mundial fueron usados en el ambiente surfer de Australia y California, en este caso eran seabags de la Navy. Estas bolsas de tela gruesa dieron paso a las bolsas de gimnasio, también cilíndricas pero con un cierre de cremallera, dos asas y un tamaño más civilizado, ya que no hace falta trasladarse a vivir dentro del petate. El idioma inglés con su practicidad para estas cosas las llama holdall y carryall.
Por último, añadir unos tirantes acolchados para llevarla a la espalda a las dos asas originales y que la cremallera se abra formando una solapa para meter el neopreno ha hecho que cualquier regatista quiera una de estas mochilas.
Como he dicho al principio hay una marca que se ha llevado el mercado pero distintas casas producen Duffel bags. El New York Magazine, en un artículo de junio, nos recomienda 13 modelos distintos, algunos muy pintones. ¡Échenles un ojo!