El geógrafo y la ingeniera, cada uno por su lado, nos están jodiendo a dos bandas. Uno por valerse del mensaje populista “la náutica es mala” para congraciarse con su partido y no quedar colgado después de la patada que le van a meter en los próximos comicios. Y la patada (en la urna) no se la van a meter los nautas, no, las papeletas en contra le entrarán por las empresas de servicio, las escuelas de náutica, los astilleros, los chiringuitos de playa, los restaurantes, los trabajadores de puertos deportivos, los talleres, las asociaciones. Toda esa gente acojonada por las consecuencias que la fiebre posidonica del geógrafo ha manejado tan mal.
La posidonia hay que protegerla, de eso no hay duda, pero en vez de elaborar medidas por collons, no estaría de más usar un poco de cerebro y mirar, por ejemplo, lo que hacen los vecinos, que los gabachos serán chulos y los tanos faroleros, pero del Mediterráneo saben mucho desde hace 20 siglos. Por ejemplo, en Francia se permite fondear embarcaciones de hasta 20 metros por haber comprobado que el poco daño a la posidonia era menor que el daño social y económico a la comunidad si impedían el fondeo. Sostenibilidad bien entendida, claro, evaluando sus tres patas: social, económica y ecológica. A veces, soñando despierto, me pregunto si en el Govern creerán que la sostenibilidad se consigue, en varias tallas, en el departamento de lencería del Corte Inglés.
A la ingeniera la conocí personalmente en noviembre del 2021 en una conferencia de sostenibilidad en la náutica, en Alicante. Le pedí una cita para aportar conocimiento sobre las boyas. “Claro, que bien, me interesa mucho”, me dijo sonriendo. Nunca contestó las llamadas o los correos, y luego sacó unas bases para los campos de boyas que son vergonzantes, con cuantiosos errores.
A quien se le ocurre, en 2022 y hablando de gente en vacaciones, que una boya pueda pagarse sólo por internet: ya veo el móvil de los vigilantes caído en la sentina de la neumática o haciéndole compañía a una hojita de posidonia, o sin batería. Señores, al que está de vacaciones se le ponen las cosas fáciles: pago por internet, teléfono, tarjeta de crédito o metálico, como en Disneylandia. Os recuerdo que el gobierno en masa estuvo de acuerdo en que cualquier pago se hiciera por tarjeta de crédito. No recuerdo haber leído “Baleares, volver al metálico”. Y lo digo porque la náutica mucho tiene que ver con el concepto de libertad, “voy donde me lleva el viento”, por lo que decidir amarrar a una boya no siempre es algo planeado antes de zarpar.
Las bases las han sacado tarde, con lo que las adjudicaciones no saldrán a tiempo y nos quedaremos a dos velas, para variar. La lista de precios empieza alta y termina obscena. Todos sabemos que quien pueda pagarse una embarcación de 20 metros puede pagar 180 € por usar una boya. En las ciudades de todo el mundo, hasta en Palma, el aparcamiento se cobra por zonas, no por tamaño de coche. Un Range Rover paga por hora lo mismo que un Cinquecento. ¿De donde sale la diferencia de tarifas de PortsIB? De 16 a 180 euros para embarcaciones de 8 a 20 metros. 20m=8m x factor 2,5, pero 180€=16€ x factor 11, o cuatro veces más. A alguien se le fue la olla con el cálculo.
Ah, claro, me retrucarán que en los puertos sí se cobra el amarre por esloras, si, claro que sí, pero porque tanto la APB como PortsIB cobran los cánones (casi prohibitivos) por metro cuadrado y obligan a cobrar los amarres por eslora.
Internacionalmente el canon anual es entre un 15% y un 20% del volumen de negocio. Cuando dejé Amarres Deportivos en 2016 estábamos pagando más del 50%. En los campos de boyas, la única diferencia entre una boya pequeña para 8 metros y una grande para 20, es el precio de lo que se llama punto único de amarre, que se compone de boya, conexión y anclaje. Las diferencias de precio de esos elementos (a amortizar en el tiempo que dure la concesión) no son como para justificar la diferencia de precios al usuario. No sé si nuestros gobernantes tienen un master de decidir precios a dedo, disciplina dura como las que más, pero que lo parece, lo parece.
Y el uso de las boyas no se garantiza con mas de 10nudos de viento: ¿le habrá contado alguien lo que es un nudo? ¿Habrá sacado alguna vez su cara por una ventana cuando soplaba una brisa de 10 nudos? ¡Y Al mismo tiempo autoriza en Ibiza muertos de 3.000 kilos para barcas de 8 metros! Creo que se le metió un cero de más en el cálculo.
Ingeniera, limpie su teclado o hágase corregir por un técnico que sepa. Tanto hablar de los puntos de fondeo ecológicos y lo primero que hacen es el cuadrado de madera en la explanada y meta hormigón para construir el bloque. Seguro que lo justifica algún mandamiento técnico, porque lo que es por los de Moisés, en el 6º,7º y 8º estoy casi seguro que suspenden.
Cuando se adjudique la concesión de boyas, el concesionario, como es habitual, cortará esquinas allí donde las haya. Comprará barato, equiparará al mínimo, no hará mantenimiento preventivo sino reparaciones, y pasará todas las inspecciones porque quienes deben controlar, no tienen idea del asunto.
Los clientes les preguntarán a los vigilantes dónde pueden tirar la basura. Los vigilantes les indicarán un puerto próximo de los de canon elevado que llegado un momento no permitirá, con toda razón, que le utilicen como un EMAYA náutico. Si veis un vigilante de boyas con el dedo índice en posición vertical, es que está midiendo la velocidad del viento para ver cuando acaban sus responsabilidades por ser la brisa superior a 10 nudos. Lo mal hecho por las autoridades de las que depende la náutica es una tradición que nos hunde hasta donde no hay agua. Haz lo que yo diga...
La ingeniera, junto al capitán marítimo de Ibiza y el delegado de la Autoridad Portuaria de Baleares en esa isla, presentaron en Alicante un proyecto común y ambicioso. Y nos contaron que tienen la idea de hacer un sistema de información para navegantes de recreo, que a medida que el navegante se desplaza, va recibiendo información local, incluida información de cartas marítimas, información legal, meteorología, restauración, eventos, y otros datos interesantes. Todo a través del móvil. Maravilloso. Yo me apiadé del capitán marítimo y me pregunto: si para poner 250 boyas quedan tan en evidencia por no saber, no querer ser asesorados, no preguntar, no autocorregirse, me temo que ese sistema terminará costando millones, gastando datos, recalentando la batería de los móviles, impidiendo las llamadas entre Valencia y Girona y causando cuantiosos accidentes náutico-marítimos. Es cuestión de extrapolar lo que han hecho hasta ahora.
Vuelvo a ofrecer a ambos salir a navegar y vivir en carne propia algunas de las experiencias a la que nos han forzado. Contestar a todas sus preguntas con propiedad, experiencia y conocimiento demostrables. Presentarles empresas internacionales que utilizan, ya hace tres años, inteligencia artificial en sus programas de gestión de puertos. Somos unos cuantos los que por aquí sabemos de mar, de puertos, de boyas y de posidonia y estaríamos encantados de compartirlo para ahorrarles, a ellos y a nosotros, futuras situaciones desagradables.