LA TRIBUNA DE LA MAR

MIGUEL FÉLIX CHICÓN RODRÍGUEZ

Nacido en Tánger en 1960, las travesías del Estrecho de Gibraltar realizadas siendo niño le dejaron un poso que le llevó a cursar, años más tarde, estudios de capitán de la marina mercante en Palma y Barcelona. Desde 1978 hasta 1994 navegó como oficial en buques petroleros, en frigoríficos, como alférez de fragata en la Armada española y ejerció el mando de buques de pasaje, de tipo ferry y embarcaciones de alta velocidad. Fue jefe del Centro de Coordinación de Salvamento Marítimo en Palma desde 1996 hasta 2022.

El motín del San Jerónimo (I)

Es evidente que Lope Martín, piloto del San Jeróniimo acusado de deserción, no desea llegar a Filipinas y que su objetivo es dirigirse a la China para dedicarse al pirateo

El mapa Maris Pacifici de Abraham Ortelius, publicado en 1589, fue el primero en mostrar el Pacífico. Imagen: Wikimedia Commons

Ana: « …No hay bestia tan feroz que no sienta algo de piedad». Gloucester: «…Yo no la siento, luego no soy tal bestia». (Ricardo III, William Shakespeare)

La llegada de Salcedo y Urdaneta al Puerto de Navidad a bordo del galeón San Pedro, dos meses después que la del patache San Lucas, genera un inusitado entusiasmo en Nueva España, aparte del pleito que interponen y ganan contra el capitán y el piloto del San Lucas, Arellano y Lope Martín, a los que acusan de deserción. La situación de Legazpi en Filipinas es precaria y urge enviarle refuerzos.

Desde el momento en que se toma la apresurada decisión de armar el viejo galeón mercante San Jerónimo, única nave disponible, la expedición está destinada a sufrir situaciones límites. Máxime cuando se designa como piloto a Lope Martín que, tras haber perdido el pleito, sabe que deberá rendir cuentas a Legazpi al llegar a Filipinas. Pero no hay disponibles más pilotos que conozcan esas aguas.

Lope Martín se va rodeando de acólitos, enrolando a más de cien sujetos, muchos de ellos con los peores antecedentes que puede hallar en Acapulco y con quienes piensa que será más fácil alcanzar sus objetivos.  Es evidente que no desea llegar a Filipinas y que su objetivo es dirigirse a la China para dedicarse al pirateo. Encuentra en el maese Rodrigo de Ataguren un gran apoyo y, según narra posteriormente Juan Martínez, soldado leal a la corona, un taimado Felipe del Campo, «principio, medio y fin de todas las maldades», se convierte en su principal agente. El San Jerónimo zarpa el día 1 de mayo de 1566, con Pedro Sánchez Pericón como capitán y su bisoño hijo Diego Sánchez como alférez, habiendo embarcado un caballo para, al parecer, entregárselo a Legazpi.

Desde el principio, un hablador Lope Martín va abonando el terreno para poner a la tripulación en contra del capitán y de su hijo. Conjurado con el sargento Ortiz de Mosquera y con Felipe Campo, van atizando el odio contra ellos. El áspero carácter del capitán y las pocas dotes de mando del alférez no contribuyen a atajar la situación, que se va agravando día tras día entre voces y castigos, máxime cuando la comida empieza a escasear y, sobre todo, al dársele preferencia al caballo para beber. El 25 de mayo, el caballo amanece cosido a puñaladas y Sánchez Pericón, temiendo por su vida, ordena reforzar las guardias. Todo es en balde. La medianoche del día 3 de junio, segundo día de Pentecostés, el capitán y su hijo son acuchillados en su camarote por Ortiz de Mosquera, que toma el mando, y por otros conjurados.

Pero, lejos de calmarse la situación, los recelos entre todos ellos hace que el ambiente se siga enrareciendo. Lope Martín convence a Ortiz de Mosquera para que se deje detener y enjuiciar, haciéndole creer que todo es una pantomima para que, tras el juicio, sea declarado inocente y pueda ostentar el mando sin sombra de duda entre la tripulación. Para celebrar el amaño, el 22 de junio organiza una cena con profusión de tocino y, sobre todo, de vino. Todos beben, todos menos López Marín. Entre chanza y risas, engrilletan al sargento mayor, que se da cuenta demasiado tarde de la trampa. Entre varios lo sacan a cubierta y, sin tiempo de confesarse ni de decir un Jesús, es colgado con los grillos puestos. Antes de expirar, cortan el cabo del que cuelga y se agita, cayendo al océano aún con vida. Lope  Martín le acusa de sodomita y el galeón sigue navegando.

Pero ahora que ya tiene el mando, sigue recelando de todos, sobre todo de muchos de los soldados, que asisten con estupor a sus accesos de furia y que han sido apresados para evitar que se rebelen contra él. Se encuentran cerca de las islas de los Barbudos (islas Marshall) y busca la que se encuentra más al occidente (Isla Ujelang según los indicios), muy alejada del resto y deshabitada, con la intención de abandonar en ella a los que no le han manifestado su apoyo. Ujelang es un atolón con una gran laguna interior, que Lope Marín considera perfecta para ejecutar su plan. Solo queda idear la forma de hacerles desembarcar sin que sospechen.

«…Y en este ambiente infernal, que casi es la metáfora existencialista sobre una vida condenada y maldita, se preparó el terreno para los desorbitantes excesos que sucedieron después…» (Los náufragos del Batavia, Simón Leys)

La pacotilla

En la Carrera de Indias y en la del Pacífico los tripulantes complementaban su buen sueldo con artículos para comerciar tanto al llegar al destino como en el regreso

Universidad de mareantes

La imagen de los marinos como un colectivo de rudos analfabetos no se corresponde con la realidad. ¿Cómo explicar, si no, el éxito en la construcción de los buques y su navegación por los océanos?

La estabilidad en los galeones

Estabilidad de un buque: propiedad que este tiene de recuperar su estado de equilibrio inicial (adrizado) cuando un elemento interno o externo (mar o viento) hace que lo pierda.

Las bombas de agotar

Las bombas de achique eran desde el comienzo de los tiempos de la navegación hasta la actualidad un elemento vital en la equipación de los barcos

La aguja de marear

Sobre el siglo XII ya se utilizaban agujas magnéticas colocadas sobre un flotador en una vasija con agua para dar los rumbos en navegaciones largas

El timón de codaste

Su invención revolucionó la navegación y realizar travesías con un mínimo de garantías. Hasta entonces los barcos se gobernaban con los remos.

Cuatro cuartas y través

Teorema de Pitágoras: En todo triángulo rectángulo, la longitud de la hipotenusa es igual a la raíz cuadrada de la suma de las áreas de los cuadrados de las respectivas longitudes de los catetos.

Los mártires de Nagasaki

Hideyoshi, unificador de Japón, condenó a una cruel muerte a 26 cristianos, 17 laicos japoneses, tres jesuitas japoneses y seis franciscanos pues temía que la evangelización fuera el paso previo a la conquista española

La seguridad a bordo

Medidas operativas, invocaciones, supersticiones y rituales se mezclaban antaño con el afán de garantizar la supervivencia frente a la furia del océano

La vida a bordo de una galera del siglo XVI

Pesca, juegos de naipes (aunque estuvieran prohibidos), representaciones teatrales, belenes y lecturas en voz alta de libros de caballerías amenizaban las duras condiciones de los marineros.

La peste de las naos

El escorbuto causó más muertes que cualquier naufragio o batalla en las travesías de las naos que se prolongaban durante meses - James Lindt encontró el remedio contra la enfermedad: la vitamina C

El Galeón de Manila

El primer tornaviaje Andrés de Urdaneta genera lo que puede considerarse la primera línea marítima regular conocida, que une tres continentes durante 250 años

El motín del San Jerónimo (y II)

Lope Martín quiere abandonar en el atolón de Ujelang a los que considera sospechosos de no apoyarle, pero las cosas no salen como pretende

El tornaviaje

La expedición de Urdaneta logra al fin establecer el Tornaviaje en 1565 y comienza así la primera línea regular conocida, el Galeón de Manila, que unió durante 250 años las costas de México y Filipinas

Las Filipinas

Ruy López de Villalobos mandó la expedición con trágico final para él en la que dio nombre a las islas del gran archipiélago asiático en honor del entonces hijo del emperador Carlos I

La guerra de las especias

Tras la muerte de Loaísa y Elcano, la figura de Andrés de Urdaneta se revela como decisiva por sus dotes de negociación con los indígenas, mientras las dinastías española y portuguesa habían pactado ya la cesión de las Molucas a la corona lusitana

La odisea del Santiago

Este patache de no más de 20 metros de eslora recorre todo el litoral pacífico americano hasta llegar a Nueva España (México)

La expedición de Loaísa

El emperador Carlos I decide armar una flota al mando de Frey García de Loaisa, formada por siete barcos y unos cuatrocientos cincuenta hombres

Juan Sebastián Elcano

Solo 18 hombres, por fin llegan a Sanlúcar el 6 de septiembre de 1522, totalmente desfallecidos, demacrados, habiendo completado la circunvalación de la Tierra

Ortodrómica

Finalmente, la Trinidad debe quedarse en las Molucas para reparar una vía de agua en la sentina y la Victoria zarpa sola para regresar a España cargada de especias surcando el Índico y bordeando las costas africanas

Magallanes

El almirante, convencido de que la Armada de las Especias es casi invencible frente a los indígenas, urde un plan para someter al jefe Celapulapu. Reúne un grupo de solo 50 hombres con él al frente para enfrentarse a 1.500 guerreros armados con lanzas de caña

El mar del Sur

Encontrado el deseado paso entre el Océano Atlántico y la Mar del Sur, Magallanes y su menguada armada de tres naos comienzan una de las más duras, largas y terribles travesías afrontadas por el ser humano

La Armada se deshace

El testimonio del piloto de la San Antonio, tras amotinarse y regresar a España, hace que se dé por perdida para siempre la Armada de las Especias y por fracasado el intento de hallar un paso que una Océano Atlántico y Mar del Sur

Motín (I)

¿Qué podía impulsar a un grupo de hombres a amotinarse contra la autoridad establecida por el rey aun a sabiendas de que el castigo era la muerte?

Primus circumdedisti me

En 2022 se cumple el quinto centenario de la primera vuelta al mundo. Así eran las naos que emprendieron la travesía y los hombres que las tripulaban.

Gente de guerra y de pluma

El cabo lombardero estaba al cargo de las culebrinas, falconetes y pedreros, mientras que los arcabuces y resto de armas eran responsabilidad del mayordomo de artillería.

Gente de cabo

Contramaestres, barberos, carpinteros de ribera, calafates, remolares, boteros, proeles, timoneros y alguaciles eran algunos de los especialistas que poblaban las tripulaciones de antaño

La chusma

La RAE la define, en su primera acepción, como «conjunto de galeotes que servían en las galeras reales». Así era la vida a bordo de aquellas embarcaciones.

El Ponent

Cada puesta de sol era admirada, pero no era capaz de ver el rayo verde. Tampoco es que tuviese mayor importancia, pero es cierto que me generaba dudas hasta de su existencia

El Llebeig

El viento del sudoeste para los helenos, uno de los Anemoi Menores, estaba representado en la Torre de los Vientos de la Acrópolis ateniense como un joven alado, sin barba, que controla el timón de un barco.

El Migjorn

En la Torre de los Vientos de la Acrópolis los helenos llamaban al viento del sur Notos, el portador de la lluvia

El Xaloc

El amanecer de Sirius por el sureste, por el xaloc, ya era muy celebrado por los egipcios, que la consideraban el Ojo del Cielo.

El Gregal

Tenemos que considerar su origen latino y situarnos en un punto imaginario central del Mare Nostrum: es el viento que sopla desde Grecia

La Tramontana

El único viento con nombre femenino, que deriva del latín transmontanus, de más allá de las montañas, ya sean los Alpes o los Pirineos

La rosa de los vientos

Su invención se atribuye al mallorquín Raymundus Llullius (Ramón Llull), quien se basó en trabajos descritos en el Libro II de Geografía Física, de Plinio El Viejo

‘Navigare necesse est’

Ahora que estamos capeando un duro temporal seamos, más que nunca, consecuentes con ello y naveguemos con determinación para arribar todos a buen puerto. Es hora de navegar, es necesario.