El 6 de junio se cumplieron 208 años desde su fallecimiento: el Capitán de Navío de la Real Armada don Martín Boneo y Villalonga, nacido en Palma de Mallorca en 1759, donde también falleció en 1812. De guardiamarina real llegó a brigadier general y diputado en Cortes.
Perteneciente a una familia de militares y guardiamarinas reales de España, se sabe que sus padres fueron don Martín Boneo Brondó y doña Gerónima Villalonga y Vallés, y que su abuelo, Antonio Feliciano Boneo Morales, fue el fundador de la casa Boneo de Palma, conocida como Can Bordils, hoy Archivo municipal.
Participó en las expediciones de la Corona española que fijaron los límites del territorio ante el avance de Portugal, que finalizaron con la firma del tratado de San Ildefonso de 1777. Cuentan las crónicas que se trasladaron por aquel entonces al Río de la Plata científicos, geógrafos, astrónomos y arquitectos en una formidable expedición de nada menos que 116 barcos, que mandó Carlos III al Nuevo Mundo, para recuperar además la isla de Santa Catalina y la Colonia del Sacramento, en manos de los portugueses. Al mando iba Pedro de Cevallos como Virrey provisional.
Nuestro personaje destacaba por sus profundos conocimientos de matemáticas y de arquitectura, además de dominar la hidrografía. Realizó por ello una significativa labor hidrográfica y geodésica en la zona, adentrándose en el Matto Grosso y navegando los ríos Tebicuarí, Paraná y Paraguay. Descubrió fuertes portugueses ilegales en Nueva Coimbra y Albuquerque, acciones con las que se evitó el avance portugués en lo que hoy es Paraguay.
Siendo Teniente de navío de la Real Armada llega a Buenos Aires, donde ejercerá como Intendente de la ciudad, obrando bajo su mando muchas transformaciones arquitectónicas (un listado enorme que sería motivo de otro artículo) lamentablemente hoy desaparecidas, pues en las primeras décadas del siglo XX las autoridades deciden demoler los principales monumentos de la época virreinal, buscando «afrancesar» la ciudad. Boneo fue sin lugar a dudas el precursor de la transformación de la ciudad Buenos Aires.
En junio de 1794, Martín Boneo viaja a España con su esposa, donde es cruzado Caballero de la Orden de Santiago. Al mes siguiente, a instancias del virrey Pedro de Melo y Portugal, la familia regresa a Buenos Aires, haciéndose cargo de los asuntos de Marina y es ascendido por recomendación del virrey a capitán de navío en 1796.
Como en muchas otras ocasiones en la historia de España, Martín Boneo tuvo que abandonar finalmente América a consecuencia de sus conflictos con el Cabildo y también con la Iglesia. Se daba por entonces una lucha de poder de los españoles criollos contra los españoles peninsulares, siendo Boneo uno de esos «peninsulares» (no sabrían que era de Mallorca), soportando la antipatía de la burguesía porteña, que logró que Carlos IV le ordenara volver a su ciudad natal. Una vez en Palma, Boneo fallecería un 6 de junio de 1812, de una afección pulmonar, poco después que el Rey le concediera el gobierno e intendencia de Huancavelica, en el Perú.
Los escritores Juan Cruz Jaime y Martín Francisco Boneo relatan su historia en el libro El intendente olvidado de Buenos Aires (Editorial Marcial Pons 2.013).
Honor y gloria a nuestro marinos españoles. De Mallorca en este caso.