En España siempre criticamos lo nuestro y ensalzamos lo que nos viene de fuera. Recuerdo lo que contaba un experto suboficial del arma submarina de la vida a bordo. Explicaba cómo se vivía en una zona de uso común, donde dormían y también se tenían que duchar. La ducha era la excepción a la norma, por restricción del agua potable. En el sistema de lanzatorpedos la zona del «atacador» era empleada para guardar agua potable con la que luego poderse duchar.
Para cumplir correctamente con sus funciones, estaba conveniente y abundantemente engrasado, por lo que la ducha llevaba implícito el riesgo de que con el agua te llegara un pegote de buena grasa mecánica, pasando la limpieza a ser un embadurnarse con una mezcla de jabón y grasa de taller. Quedaba uno fino, vamos. Eran submarinos de diseño francés, punteros en su categoría. Imaginen que el submarino fuera de diseño español y se publicara esto dando a entender el fallo de diseño en un tema tan básico como la higiene a bordo.
RELATIVIZAR
Cuento todo esto porque las cosas hay que relativizarlas siempre. En España esto está pasando con el submarino de nueva construcción S80, el proyecto de mayor envergadura tecnológica desde hace muchísimos años. El éxito está siendo enorme, sin perjuicio de que en un proyecto de este tipo es imposible que no surjan problemas. Para no hacer sangre de cosas que realmente no son tan trascendentes miremos qué ocurre en otros países.
El programa CSF canadiense adjudicó el contrato de submarinos al Reino Unido, siendo que se ha hundido en costes y sobrecostes, más de 80 mil millones de dólares canadienses. Compraron el modelo Upholder a los ingleses y, después de hacerles un costoso refit a las 8 unidades, resulta que la mitad están en puerto e incluso uno se les incendió camino del astillero, provocando un accidente de graves consecuencias. Además los ingleses les pasaron la factura por el rescate del submarino, lo que el primer ministro de Canadá tildó como «un acto carente de humanidad y de total piratería».
En Australia necesitan la renovación de su flota de submarinos, ante la escalada de China en sus actividades navales en la zona. En el contrato quedaron finalistas 3 países: España, Japón y Francia, siendo el japonés el mejor situado. Incluso un submarino suyo iba de camino a Australia para la ceremonia de la firma cuando, según las crónicas, llegó la diplomacia francesa y aquello se torció, anulándose todo y comprando los submarinos a Francia. Tras años de retrasos y un desembolso multimillonario, Australia ha decidido anular ese contrato y tirar por el camino de en medio apostando por el proyecto AUKUS, una cesión americo-británica de submarinos de propulsión nuclear, que veremos cómo se concreta.
En España, el S80 ya está a flote. Y ha superado la prueba de los motores diésel. La viabilidad del sistema de propulsión AIP, que convierte al S-80 en el submarino convencional –no nuclear– que tiene mayor autonomía navegando bajo el agua, está fuera de dudas. El proyecto avanza con diligencia y solvencia.
Este 2021 agregados de Defensa de 16 países realizaron una visita al Astillero de Navantia en Cartagena para conocer el S81, destacando Arabia Saudí, Australia, Brasil, Canadá, Chile, Indonesia, Polonia, Sudáfrica, Tailandia, Túnez, Ucrania y Vietnam, todos invitados por Navantia y la Armada a través de Oficaex (Oficina de Apoyo Exterior).
Por eso y por otras muchas cosas tal vez esta vez estemos ante una ocasión propicia. Vamos por ello este 2022. Molts d'anys a tots, feliz Navidad.