La política es una estructura piramidal. Se elige a la cabeza del gobierno y a quienes figuran en sus listas electorales. Desgraciadamente, esas listas están plagadas de receptores de favores, del grupito de políticos de siempre que obedecen ciegamente al partido olvidando convicciones y ética (aquellos que saben lo que es la ética, que son minoría) y que terminan dando la razón a Tucídides con el Mal de Corfú (el Partido está por delante de todo).
Todo esto se da tanto en el partido ganador en los comicios como en los otros partidos minoritarios. Entre mis 7 y 29 años de edad viví 6 revoluciones/golpes de estado y 11 años de democracia en trocitos de entre uno y cuatro años. Oí justificaciones como patriotismo, deber cívico, transparencia, cualidades, y siempre con la ayuda de Dios, que aunque fuéramos un país laico no iba uno a dejar pasar la conexión con el Altísimo.
Eso sí: en el pasado, quienes eran elegidos para puestos gubernamentales generalmente sabían algo del tema. El nepotismo era tan rampante como lo es ahora, pero terminaba en un cargo secundario bajo alguien que estuviera más o menos informado. A los altos cargos del gobierno podía odiárseles, pero se les respetaba.
Hoy, en España, esto es diferente. Aparte de la vergüenza a la que se nos somete ante la recreación del Bíblico pasaje de los mercaderes (políticos) en el Templo, y la esperanza perdida de que llegara Jesús y los sacara a patadas, las acusaciones verbales entre los dos partidos mayoritarios que no llegan mucho más allá de las de alumnos de primaria en el patio de cualquier colegio y la alevosa manipulación de la información por casi todos los medios, eso es parte de la idiosincrasia íbero-latina y ya pasamos de ello por saturación y aburrimiento.
La idea general hoy es que un ministro o alto cargo gubernamental es un enchufado, que todos meten la mano, y que ponen mucho más ahínco en conservar el puesto que en beneficiar a las personas. Y aquí en Baleares se está dando el fenómeno: cargos de importancia adjudicados a fieles seguidores del Mal de Corfú, o directamente a personas muchas veces no capacitadas.
Del ex conseller Mir ya hablé suficiente en su momento y se le recordará como un pésimo gestor de la Consellería de Medio Ambiente, sobre todo en el ámbito marino. Lo imperdonable es que es una persona con conocimientos e informada que prefirió seguir ciegamente las directivas políticas del partido. Así le salió.
Hoy tenemos una nueva figura, que por su última actuación parece una estrella fulgurante de la falta de conocimiento. La señora directora general de Coordinación y Armonización Urbanística de la Comisión de Medio Ambiente de las Islas Baleares, doña María Paz Andrade Barberá. La señora firmó un informe donde se afirma, entre otras cosas, que la sombra de las embarcaciones amarradas a, boyas afectaría la fotosíntesis de la Posidonia, y por ello habría que prohibir el amarre de embarcaciones.
Una embarcación amarrada a una boya gira alrededor de ella, por efecto de oleaje, corriente y viento. Ports IB limita por ahora la velocidad del viento para estar amarrado a una boya a 10 nudos (18,52 kms. / hora). Bajo 10 nudos de viento, una embarcación mantendrá una posición apuntando hacia donde viene el viento, pero nunca estable porque su forma exterior no es totalmente uniforme y presenta una superficie irregular a la acción del viento. El resultado es que la embarcación se desplaza lateralmente con respecto al punto de amarre en la boya. La sombra hace lo mismo. No es estática.
Siguiendo con la sombra, si bien Anaximandro dijo en el Siglo VI A.C. que los planetas giraban alrededor de la Tierra, Copérnico demostró en que giraban alrededor del Sol. Podría ser que a la señora directora general se le haya pasado el dato: la rotación de la Tierra hace que las sombras generadas por el Sol se muevan. Además, por la mañana y por la tarde tampoco hay sombra sobre el fondo por llegar los rayos del sol con un ángulo muy pequeño respecto al horizonte. Durante el verano, que es cuando las embarcaciones fondean o en este caso se amarrarían a boyas, el sol no se encuentra en el cénit a mediodía, lo que generaría sombras dinámicas en el fondo, sino a unos 25º hacia el Sur.
Las peores sombras serán oblicuas, y al recorrer los rayos solares más distancia en el agua, no sólo pierden fuerza sino que se esparcen gracias al efecto de las partículas en disolución, siendo la sal una de ellas. Si no fuera así, la luz llegaría al fondo del océano. Como dato interesante, la media de sal en el agua de mar es de 33.000 PPM (partes por millón). De eso no nos salvamos. Para terminar con estas aclaraciones, en la zona donde se situarían las boyas, al Sud Oeste de la península, hay profundidades entre 20 y 30 metros. Una embarcación de 18 metros tiene un calado máximo de 3 metros.
La peor sombra del solsticio de verano le llegaría a la Posidonia a unos 40 metros. ¿Que les afectaría? Sí, usted lo ha dicho, pero ese efecto mínimamente nocivo podría descartarse, porque no influiría en la vida de la planta. Por favor, infórmese por alguien conocedor de la física y biología marina sin compromisos políticos.
Señora, ¿por qué no tala usted todos los árboles de las islas que estén en zona verde? Eliminaría una cantidad enorme de sombras, según usted, nocivas por el hecho de ser sombras anti-fotosíntesis. Recuerde (o aprenda) que la sostenibilidad pasa por la calidad de vida de las personas, y la náutica forma parte de ella. Que las personas tienen derecho a ser gobernadas por gente preparada y que no ejecute medidas populistas para ganar unas líneas de prensa. Si puedo ayudarle, estaré encantado de hacerlo.