Si hay alguien que destaca por su prolija actividad investigadora y escritora es el profesor Agustín Ramón Rodríguez González, profesional de reconocido prestigio y acreedor de múltiples reconocimientos académicos y del mundo naval. Este breve relato es resultado de la lectura de algunos de sus textos, que me ayudan a difundir a modo de «píldoras» de sencilla lectura hechos de nuestra historia que intento que enganchen y que me sirvan para reforzar nuestro orgullo patrio.
En uno de sus textos cuenta el autor que en Pagalugán, Filipinas, existió una fortaleza pirata, que era un quebradero de cabeza para la región y preocupaba mucho a las autoridades. Por ello en el año 1861 se decidió poner fin a este enclave pirata. Para ello las autoridades enviaron al Ejército, concretamente cuatro compañías (850 hombres) y una batería de cuatro cañones. Y de la Armada dos goletas, cuatro cañoneros, seis falúas y tres mercaderes. El mando naval corría a cargo del Capitán de Fragata Casto Méndez Núñez . El mando supremo lo llevaba el coronel Ferrater .
Con los botes se pusieron en tierra a los soldados. Pero encontré gran resistencia y un terreno de marismas impracticable, teniendo por ello muchas bajas sin conseguir ni tan siquiera avanzar con un mínimo de solvencia. El coronel Ferrater pensó por ello la retirada. Méndez Núñez , al saber de la decisión, exclamó la famosa frase de «La Marina no se retiró». Lo que sucedió a continuación lo contó él mismo en sus crónicas:
«…Estando ya de acuerdo con el Sr. Coronel (..) ordenó que estuviesen listos para escalar el muro, y regresando a bordo de la Constancia, dispuse se colocase en las crucetas, vergas y bauprés toda la fusilería disponible ya su comandante la orden de levantar y embestir a la cotta con la proa, a toda máquina, lo que se verificó con la mayor inteligencia, ya las ocho y cuarto, con el mayor entusiasmo, al grito de ¡Viva la Reina! se dió el abordaje a la fortaleza enemiga, saltando simultáneamente sus muros la marinería y tropa que se hallaba a bordo de la Constancia y los que se hallaban en tierra».
Este cuadro del Museo Naval recrea el abordaje de la cotta filipina de Pagalugán por la goleta Constancia en 1861.
Con ello, prosigue, «se trabó una lucha cuerpo a cuerpo que apareció por espacio de un cuarto de hora, durante la cual fue atravesado de parte a parte por un balazo encima de la tetilla izquierda el Teniente de Navío jefe del trozo de asalto ( Malcampo) y tomó el mando de la marinería el alférez de navío D. Pascual Cervera y Topete . A las ocho y media el enemigo empezó a emprender la huida por la espalda de la cotta, pero dominó este espacio por la colisa (cañón giratorio) de proa de la Constancia, se le hizo un nutrido fuego de metralla y fusilería que le causó un gran número de bajas. Poco después éramos completamente dueños de la fortaleza y el pabellón español victorioso flotaba sobre sus muros, siendo saludado con el mayor entusiasmo por las tropas de mar y tierra».
Es decir, abordaron el fortín con la goleta a toda, saltando luego al más puro estilo de abordaje naval tanto por el bauprés como por tablones que sirvieron de pasarela entre el buque y los muros. Increíble hecho de armas que ha de ser único en la historia, donde una fortaleza es tomada al abordaje desde un buque. Seguro que muchos de los lectores no sabian de este hecho de armas.
Honor y gloria a nuestros marinos.