Quedan años para que la tecnología alcance las necesidades náuticas de descarbonización. Foto: Nikokvfrmoto
El viernes pasado el Govern balear difundió en todos los medios su campaña regada con un diluvio de millones para propiciar el cambio de los motores de combustión de las embarcaciones de lista 6ª y 7ª, entre otras, a motores de cero emisiones.
Parece muy interesante, aunque como suele pasar, todo depende de cómo se mire y cómo se interprete. El tiempo dirá si son una ayudas viables, bien programadas y adaptadas a la realidad o si se trata de una jugada política más relacionada con la propaganda y la precampaña electoral.
En las islas con más tráfico marítimo de España, con la mayor extensión de reservas marinas de interés pesquero, se va a conseguir que solo puedan navegar en la franja de costa de los 0 a los 30 metros embarcaciones a vela o con motores de cero emisiones.
Suena perfecto, aunque a partir de los 50 metros puedan seguir faenando los arrastreros con una potencia de motores que sobrepasa sus límites legales, un sutil detalle al que nadie parece darle importancia.
Surge una duda adicional: ¿No serán éstas unas ayudas específicas, concebidas ‘ad hoc’ para una nueva empresa de embarcaciones de chárter que saldrá al mercado con motores eléctricos? Si fuera así, como se comenta en radio pantalán, estas ayudas que pagamos entre todos servirían de beneficio para unos pocos. Ahora solo faltaría que les preparen una reserva marina justo donde tienen su puerto base…
Las que sí resultan radicalmente afectadas son las empresas de alquiler de embarcaciones y los particulares que, a duras penas, pueden mantener una embarcación de ocio.
Afortunadamente, gracias a esta lluvia de dinero institucional, se podrán cambiar los motores por otros eléctricos, o de hidrógeno. ¡Qué bien suena!
Baterías ultracontaminantes: algo que siempre se olvida mencionar
Un llaüt, esa embarcación tradicional de pesca que la creación de falsas reservas ha conseguido casi extinguir por no ser viable su utilización, deberá cambiar su motor por otro que como máximo podrá darle los 5 nudos que necesita. Todo perfecto, excepto por un pequeño detalle: la autonomía que ofrecen estos nuevos motores no es suficiente para una jornada de pesca, además de sumarle kilos de baterías y el gasto adicional para recargarlas. No estoy muy seguro de que estos matices se hayan calibrado lo suficiente.
Esas mismas baterías en apariencia ecológicas resulta que son ultracontaminantes. Este factor prefiere ocultarse. Nadie habla de ello, pero es muy posible que un día acaben en el fondo del mar o abandonadas en los puertos, porque es más fácil y barato esconder o dejar todo debajo de la alfombra que reciclarlo apropiadamente.
¿Y qué ocurrirá con las embarcaciones que necesitan más de 10 nudos para desplazarse? Pues según aumente la potencia necesaria, aumentará exponencialmente el peso en baterías que necesitarán añadir para intentar garantizar que no se queden tirados en medio del mar. Con la tecnología actual tendrán que elegir entre quedarse tirados en medio del mar o irse a pique por exceso de peso.
La tecnología disponible hoy en día dista mucho de las necesidades actuales de la náutica de ocio. En estos momentos, y tampoco a corto plazo, un motor pequeño de batería no puede reemplazar un motor de combustión a gasolina, por su potencia y autonomía.
Mirando la realidad y lo que es posible y tenemos al alcance, tal vez se podría haber planteado, con la tecnología actual, un cambio de motores de dos tiempos, de mayor consumo y más contaminantes, a los de cuatro tiempos, más eficaces y más ecológicos.
Es bonito soñar, pero la realidad es la que es y no podemos crear una realidad alternativa en la que la contaminación desaparece de repente, sino que debe ser un proceso coherente, programado y consecuente con las disponibilidades. Cuando la tecnología alcance las necesidades de la náutica de recreo, será el momento de ofrecer ayudas e incentivar el cambio a cero emisiones. Todavía quedan años para que llegue ese momento, que tan pomposamente nos acaba de anunciar el Govern balear.
En este caso al menos, parece que la política va por delante de la tecnología y se ha saltado sin el más mínimo atisbo de responsabilidad la realidad en la que vivimos.