Ya refresca y es hora de sacar del armario la ropa de abrigo. Lo primero que saldrá será la Slam.
Cómo ha conseguido una cazadora de nylon con forro polar llegar a ser indiscutible y que sea un ejemplo de metonimia como los kleenex, los danones o el delco del coche es un misterio más de la moda, al menos para mí. Y, aunque me he documentado, no les puedo explicar el salto total de esta prenda náutica, pero lo voy a intentar.
Chichester con su chaqueta The Consort, de Henry Lloyd.
Henri Lloyd -que en realidad son dos personas- usaron Bri-nylon, cremalleras de plástico y cierres de velcro, revolucionando la ropa deportiva. Su primer gran éxito fue The Consort, un abrigo que usaron tanto Francis Chichester como Robin Knox Johnston en sus respectivas vueltas al mundo entre los años 66 y 69 del siglo pasado.
En los ochentas la moda se cruza con la náutica y los Paninaro de Milán usan la Consort para ir en moto por la ciudad. Éstos demandaron más variedad y Henri Lloyd comenzó a producirla en colores diversos, incluido el rojo. Según El Caballero, de B. Roetzel, esta moda fue adoptada en los USA -sí, era la chaqueta que llevaban Los Vigilantes de la playa- y de ahí pasó a ser global. Todas las marcas náuticas se habían apuntado al carro y crearon abrigos de todo tipo, largos, tres cuartos, cortos, canguros… Y una cazadora no deja de ser un abrigo corto, ajustado a la cintura y que da libertad de movimiento al conducir cualquier vehículo.
Hasta aquí puedo leer, lo que sigue es vivencial. Recuerdo que en el año 93 o así vi la primera cazadora que, por cierto, era de Henri Lloyd y roja. Y este detalle es importante porque el gastado del rojo era status, prueba de tener un nauta delante de ti. Después de esto la Federación de Vela y El Corte Inglés la daban como premio a los campeones de Mallorca de Optimist, los regatistas mas jóvenes empezaron a llevarlas y a circular por los colegios, convirtiéndose en la chaqueta de uniforme incluso de aquellos que no van uniformados.
Hará 10 o 15 años que es un básico, fondo de armario o un must, como ustedes prefieran, y un misterio para mí.