El pinar de Formentor era bueno para recoger la resina, aunque la temporada era corta para dar tiempo a llegar hasta Peguera. A principios de octubre acababa la recolección y el propietario de la finca pagaba a los trabajadores después de una fideuá en la playa.
Bermudo llevaba en el Esquitx a Kiko, el pescador y cocinero especialista en multitudes. Al llegar a la playa largaron un ancla por popa y vararon en la arena. En el muelle estaba el Coloma, de Cosme Orell, el impresionante llaüt con el que se bajaría la resina y a los recolectores.
Kiko comenzó a preparar el fuego y Pedrete y Bermudo se apuntaron de pinches. A media comida comenzaron las chanzas y los piques. Cosme le recordó que una vez le ganó, pero hoy sería imposible. Bermudo aguanta el envite y bebe un vaso de vino para no hablar. En los postres corre el mesclat con el café, ya se habla de cruzar apuestas. Bermudo se calienta.
- ¡Te gané una vez y creo que podría repetirlo!
No hay marcha atrás: vítores, apuestas declaradas, otra ronda de mesclat. Kiko se limpia las manos en el mandil y se acerca a Bermudo.
-Yo te ayudaré pero que sepas que el Coloma con la carga bien estibada corre más que sin peso, sus líneas de agua son mejores.
Nuestro protagonista se da cuenta de que ha metido la pata. Cosme apalabra la salida, se lanzará un cohete y al estallar podrán correr a sus barcos, aparejarlos y partir. La meta se alcanza al encapillar un cabo a un noray del muelle.
Bermudo se zafa de la gente y dice que va a dar una vuelta para despejarse. Al cabo de un rato vuelve sin su jersey rojo y con todo el pelo mojado.
-Me he ido a refrescar un poco.
Cosme se ríe y le pregunta si podrá navegar o quiere dejarlo ya.
Todo en la playa está recogido y estibado a bordo. Se lanza el cohete, ¡pum!
Pedrete sale hacia el llaüt e iza el foque. Kiko carga contra el llaüt para liberar su proa de la arena, Bermudo salta a bordo para izar la antena y Kiko, con una sorprendente facilidad salta a bordo y cruza hasta la popa para recuperar el fondeo. El Coloma ya tiene su enorme mayor arriba. El viento es fresquito, un buen embat entra todavía por el centro de la bahía. ¿Navegar de través y meterse donde más presión hay o navegar de largo pero con menos viento? Bermudo se decide a recibir el viento por la aleta mientras que el Coloma va directo a donde más viento sopla.
En los primeros momentos de la regata los rumbos del Coloma y del Esquitx divergen. El llaut de Cosme navega de través con la mayor y foque cazadas. A pesar de ir estibado hasta arriba, varios hombres se mantienen de pie cogidos a la trossa para evitar que el barco escore. Bermudo no le quita ojo mientras navega con el viento por la aleta con el trapo algo abierto y la estrellera de sotavento bien suelta para que no rompa la forma de la mayor. Kiko mueve su enorme cuerpo como un gato para equilibrar la embarcación mientras que Pedrete y Bermudo se afanan con las escotas y la caña. Kiko se gira hacia él y, mientras le guiña un ojo, le dice:
-Sí, es curioso, le falta un punto a ese llaüt. No anda como debería.
El Esquitx saca su mejor rendimiento mientras el Coloma ya está en medio de la bahía y traslucha para navegar de empopada directo a puerto. Incluso atangonan el foque con un remo para maximizar el rendimiento.
Llegan a Punta Avanzada, sólo queda una milla hasta el muelle y Bermudo saca cierta ventaja. El viento calma en su zona pero se mantiene donde navega el Coloma. Decide trasluchar, caza la estrellera, prepara la maniobra, juegan con los devants i orsapops, mayor, foque y la pequeña mesana. Consiguen hacer toda la maniobra sin fallos. Cogen algo más de viento, pero se está muriendo. El Coloma va perdiendo velocidad y aunque están separados por un cable de distancia pueden oír los gritos de Cosme.
Con el ultimo soplo entra el Esquitx en puerto y los últimos 200 metros del Coloma se hacen a remo. Se pagan las apuestas, se felicita a Bermudo y su tripulación, se acaba con el mesclat y se abren otras botellas en la cantina.
Al caer la noche, Bermudo camina por el muelle. Se acerca a su barco y coge dos bicheros. En uno de ellos hace firme su navaja de marinero con una ligada en un extremo. Se dirige a la proa del Coloma y con cuidado recupera un fino cabo que cuelga del gongo. Una vuelta de bichero para retorcer el cabo y con la navaja corta dejando un as de guía, mondo y lirondo, colgando. Tira del bichero y recupera su jersey que permanecía amarrado al otro extremo. No cree que se recupere, pero ha trabajado de maravilla frenando el barco.
Quién sabe, a lo mejor, algún día Cosme se preguntará que hace ese nudo ahí abajo.