Dice Julián Marías que el refrán completo en castellano sería “por la boca muere el pez y el hombre por la palabra”.
Recurre a la imagen de la pesca, cuyo éxito depende del descuido del pez que no advierte el peligro y abre la boca para morder el anzuelo, lo que es, por sí mismo, la causa real de su perdición.
Si esto se diera en todos los órdenes y fuera cierto y aplicable, podríamos librarnos de los políticos en un par de semanas. Esta gente, muy zorra en el sentido de darle la vuelta a la cosa para que siempre obre en su favor, exhibe un coeficiente bajísimo de aciertos contra barbaridades.
Y esto sería anecdótico y hasta algo divertido si no fuera que demasiada gente sigue creyendo las mentiras (una promesa que se sabe que no puede cumplirse es una mentira) porque no les queda otra cosa: ERTE, ayudas a autónomos, ayudas a empresas, precio de la luz (esto es como si prometieran eliminar la fuerza de gravedad) y mientras siguen batallando por una diferencia de 10 euros del salario mínimo, que eso sí que es algo tangible (y casi miserable como logro). Ya veremos como usan los fondos europeos para pagar favores y sembrar nuevos.
No quiero irme por las ramas. Hace poco escribí sobre plantar mentiras descuidadamente, hacía alusión al comentario de un geógrafo consultor del GOB que vaticinaba el crecimiento de 65.000 amarres culpando de ello al Plan de Puertos de PortsIB, algo descabellado y sin asidero.
Si a mí me dicen que Baleares va a crear 65.000 amarres en 10 años, comienzo a escribir el Apocalipsis náutico, porque eso no se sostiene de ninguna manera. El peor enemigo de la náutica es la saturación, y si estamos bien pero justitos ahora con 24.000 amarres, 89.000 nos transformaría en un garaje industrial de barcos, donde sería casi imposible dar u obtener placer de su uso.
Una comunidad, y mucho más una comunidad isleña, depende de un frágil balance de factores. Cuando los factores se descompensan, el sistema se resiente. Embotellamientos de tráfico. Desabastecimiento. Saturación de áreas turísticas. Falta de aparcamientos. Dificultad de las distribuciones logísticas (a restaurantes, tiendas, souvenirs).
Cualquier sistema a implementar en la náutica (de todo el mundo) debería estar basado en crear equis amarres pequeños por cada amarre grande. Así se revertiría la tendencia a eliminar amarres pequeños, que son los de la flota social, tradicional, la de aprendizaje, y volver a abrirle la salida al mar a la comunidad.
No queremos unas islas saturadas. Ni de superyates, ni de coches, ni de turistas, ni de empresas cerradas ni de gente en el paro. Se habla de energías alternativas, pero Endesa sigue poniendo pegas para la instalación de placas solares. Y si la instalación la contrata uno a un profesional, el papeleo puede tardar años. Esta gente que nos propone días de electricidad gratis y hacer guardia de medianoche con la lavadora nos engaña y nos estruja como quiere. Pero un día, esperemos que dentro de poco, van a tener que explicar sus engaños y mentiras y haberse sentido omnipotentes.
El conseller Mir dice que Baleares es el único lugar en el mundo donde hay planes de protección de la Posidonia: su mundo será, ese mundo limitado que le permite expresar las barbaridades a las que nos tiene acostumbrados. Porque en este planeta, ese que gira de Oeste a Este y donde mucha de su gente interactúa, los Australianos que tienen mucha Posidonia en el sur, hace años que la protegen administrativa y físicamente.
Muere el hombre por la palabra.