En breve se cumplirán ocho años desde que el Pacte creó una Consellería con una Dirección General específica para el Cambio de Modelo Económico. Según los gurús del Pacte, sirve porque el modelo turístico está caduco, es depredador de territorio, va en contra de la protección del medio ambiente y además satura de personas nuestro entorno insular.
Con un impulso político sin precedentes y siguiendo las reflexiones de su histórico dirigente Carles Manera, el Pacte ha lanzado nuevos ámbitos de actuación para actividades económicas que han supuesto un revulsivo en la economía balear. De este modo «el índice de producción industrial por habitante en Baleares roza ya el de Cataluña y el PIB balear es ya superior al de la media estatal. Incluso el año pasado superamos a Cataluña. Hemos conseguido que la renta per cápita esté por encima de la media del Estado, pasando a ser una sociedad más diversificada económicamente y con un PIB robusto».
En «la industria química se ha lanzado la elaboración propia de jabones y superfosfatos, así como la presencia de refinerías de petróleo». En «el sector agroalimentario se ha impulsado la producción de sal, harinas, conservas, licores y productos vitícolas». Se ha creado «un sector metalúrgico también: en Mallorca se fabrican calderas, cascos de barco, objetos diversos de hierro, además de perlas artificiales y motores de agua». También «se ha conseguido un pujante sector textil: se trabaja el algodón, la lana, el lino, la seda o los bordados. Esta expansión ha llegado al mercado del calzado y de otras prendas de piel y cuero». Y por si ello fuera poco, dando un paso de gigante, «se han conseguido inaugurar unas plantas de fabricación de coches con una marca local, de Baleares». El grueso de la actividad de toda esta industria está orientada a la exportación, tan es así que «el 55,3% de los productos exportados son productos fabricados en Baleares».
A nivel de la náutica industrial la revolución ha sido total. A la construcción de buques se le suma el apoyo incondicional a las más de 400 empresas que cada día trabajan en el puerto de Palma, impulsando también los apoyos a las empresas que trabajan en los puertos de Mahón, Ibiza, La Savina y Alcudia. Y se han puesto en marcha toda una serie de medidas para promocionar la actividad empresarial y la creación de puestos de trabajo en los 43 puertos e instalaciones autonómicas.
NO se crean nada de lo que he escrito. Estos textos están entrecomillados y en cursiva porque son extractos del volumen «Industrialització històrica i nova indústria a les Balears (1850-2022)» del político del Pacte y catedrático de Historia Económica de la UIB Carles Manera, que ha codirigido junto al otro autor Ramón Molina. Son datos de la Mallorca de los años 30, 40 y 50 del siglo XX, en plena postguerra (como curiosidad indicar que los coches bajo la marca local fueron los Loryc).
Y me pregunto: Si entonces fue posible: ¿qué impide que con ocho años de políticas del Pacte NO se haya conseguido nada de nada?
En lo que nos atañe en Gaceta Náutica a nivel de industria naval nunca se había sufrido un boicot tan duro del Govern Balear. Sirva de ejemplo que el conseller del Cambio de Modelo Económico –el gallego Negueruela– alardea de un centro de formación cuya inauguración se ha demorado ya dos legislaturas. La Comisión Balear de Medio Ambiente frena la ampliación del varadero del Puerto de Alcúdia. Y la APB no ha sido capaz hasta hace dos días de dar una solución (que más bien es un parche) a la falta de espacio para mantenimiento de yates en el Puerto de Palma. Nunca un gobierno había sido tan perjudicial para la náutica de recreo.