La publicación de la foto de tres envases, con inscripciones en árabe, ilustrando la editorial de Gaceta Náutica me parecía el punto de partida para esta columna.
"Fantástico! uniré este tema con Moby Duck" pensé pero al recapacitar y recordar lo que más me llamó la atención del libro de D. Hohn me entró el miedo escénico.
Cómo conecto tres envases recogidos en Mallorca con la historia de 28000 patos (y otros animales) de goma que cayeron al mar en el Pacífico Norte en enero del 92 y que durante años fueron apareciendo desde las Aleutianas hasta las playas de Washington.
Podré explicar por qué D. Hohn comenzó interesándose por el accidentado viaje de los juguetes de bañera y acabó embarcado, cruzando el océano. Esto creo que sí, quién no deja correr a su imaginación al encontrar botellas árabe, sacos argentinos o bolsas de supermercados valencianos, qué singladuras habrán recorrido.
Será complicado explicar mi preocupación por la contaminación de plásticos y la que llevó a Hohn a investigar sobre nurdles, el giro del Pacífico Norte, la gran mancha de basura - desempolven sus apuntes y calculen la superficie de un área de entre los 135 y 155 W y 35 y 45 N- las playas de Hawai que parecen el fondo de un acuario....
Cómo explico que el verdadero problema no son los plásticos que podemos recoger si no las partículas pequeñas que se acumulan en los estómagos de animales marinos -busquen "albatros" y"Susan Midelton"- y que contiene tóxicos por su fabricación o por que los han absorbido mientras se degradaban.
Y, sobre todo, como convenzo a los lectores que no se trata no sólo de recoger plásticos si no de usarlos lo mínimo, de consumir localmente para evitar el sobre embalaje, de...
Lean Uds. Moby Duck de Donovan Hohn (ed. Aguilar) y saquen sus propias conclusiones. Les espero aquí para comentarlas.