Muchos navegantes cuestionan su presencia en el mar. Sus detractores dicen que sólo hacen controles absurdos en las mejores calas los domingos, molestando a los turistas y residentes que salen a darse un baño tranquilo con sus barcos. Cierto, controles sí que hacen, pero el mar sigue siendo un «cachondeo» (esto lo afirmo yo).
En un par de días navegando cualquiera puede ver, por ejemplo, barcos con bandera española sin matrícula (lo vi el otro día en una boya en Cabrera). Si uno se fija un poco se pueden ver barcos extranjeros subiendo y bajando turistas de la playa (tengo las fotos), en fin, de todo.
La lista de despropósitos es enorme, sigo un poco con algunos ejemplos... He visto en los últimos días barcos a 10 o 12 nudos de velocidad dentro del puerto, a muchos barcos no tener en cuenta las preferencias de salida y entrada en el puerto de Palma. Además, la contaminación en el agua es brutal, pocos respetan o saben lo que es una bandera Alfa.
Eso, por no hablar del tema de la pesca ilegal. Algunos faenan claramente en zonas prohibidas (tengo las fotos). Muchos pescadores deportivos capturan más piezas de las permitidas e, incluso, algunos pescadores submarinos siguen su vieja tradición de vender las capturas a los restaurantes. Lo último que me cuentan, yo no lo he visto pero me lo creo, es que en un puerto deportivo de esos de súper yates, que no voy a nombrar, los marineros tiemblan cuando se acercan determinados yates, que vienen al mando de un tipo más borracho que un cosaco en fin de semana. En definitiva, un pequeño desastre marítimo en nuestras aguas al que desgraciadamente nos hemos acostumbrado. La pregunta que me hago es la siguiente: ¿De quién es la culpa de este pequeño caos permitido y aparentemente aceptado por todos?, ¿de la Guardia Civil? La verdad es que los echo en falta en muchos sitios, pero no creo que sean ellos los responsables. Pienso sinceramente que hacen lo que pueden, incluso más.
Arriesgan sus propias vidas persiguiendo narcos y ayudando en rescates. Con los medios y el personal que tienen poco más pueden hacer, ¿o no? Pues no, se podría cambiar esta situación y acabar con el caos. La clave pasa por mejorar la relación entre ellos, la Guardi Civil y el sector náutico. Por desgracia, parece que viviéramos en mares distintos. Ellos nos inspeccionan, nosotros los evitamos. Así no vamos a ningún sitio, sinceramente.
Quien realmente conoce lo que pasa en el sector es el propio sector. Ellos, la Guardia Civil, patrullando y patrullando, gastarán mucho combustible, pero no conseguirán resolver y ni tan siquiera mitigar el caos. Bueno, ciertamente cogerán algún alijo, por pura suerte, pondrán alguna multa, interceptarán alguna patera o precintarán algún barco de chárter ilegal, aunque, lo que se dice acabar con el «caos no lo conseguirán nunca.
La única solución sería que hubiera una verdadera implicación del propio sector náutico profesional y cierta colaboración por parte de los navegantes particulares de recreo. Por eso propongo dejar de ignorarnos unos a otros. Hay que abrir nuevas vías de comunicación, hay que sentarse y hablar. Hay que buscar fórmulas para que la Guardia Civil se entere de lo que se tiene que enterar. No podemos, los miembros del sector y usuarios del mar, seguir quejándonos y quejándonos de que fulano o mengano lo hacen mal y que la Guardia Civil no se entera. Nos quejamos de los malos y de los buenos. ¿Vamos por fin a explicarles a los guardias lo que pasa aquí, para que dejen de dar vuelta y vueltas? Bueno, tal vez es que no interesa cambiar nada. Hay mucha gente que sabe navegar estupendamente entre este caos.