¿Por qué España ha renunciado a ejercer su sobernía en el caso del granelero OS35 hundido en Gibraltar?
Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, en su segunda acepción, Soberanía significa “poder político supremo que corresponde a un Estado independiente”.
Según el derecho Internacional Público la Soberanía es el “principio fundamental del estatuto internacional del Estado, consistente en la facultad de adoptar libremente sus decisiones y ejercer los poderes estatales. Entraña la summa potestas y la plenitudo potestatis.”
Además hay que añadir que “la soberanía, en las relaciones entre Estados, significa independencia. Independencia respecto de una parte del globo es el derecho a ejercer en dicho lugar las funciones estatales, con exclusión de cualquier otro Estado» (Sentencia arbitral, 4-IV-1928)”.
En tierra el ejercicio de la soberanía es bastante obvio y sencillo: las fronteras son más claras, se puede instalar una garita, un edificio, poner un control, ejercer una inspección, etc. Son cosas al alcance de cualquiera y de fácil entendimiento y ejecución.
Pero en la mar la cosa cambia pues la presencia de forma estática y permanente en un mismo lugar es lógicamente imposible, en la mayoría de los casos. Por eso en la mar está todo regulado y fijado por la normativa internacional y nacional. Y de este modo la soberanía se ejerce cuando así lo marcan las normas. La Ley.
Pues bien. Se da la circunstancia, ya descrita en otro artículo de este Botón de Ancla, en la que España como Estado Nación ha decidido de forma expresa y fáctica NO ejercer su soberanía, en un momento en el que era obligatorio hacerlo. Así este mes de agosto ha ocurrido un accidente marítimo que ha contaminado las aguas del Estrecho.
El buque granelero OS35, que tenía en su interior en torno a 500 toneladas de fueloil, diésel y aceite, tras colisionar en la rada del puerto de Gibraltar, fue traslado por las autoridades locales de la colonia a aguas exteriores para quitarse el problema de encima. Y allí se ha hundido parcialmente, para luego partirse en dos mitades.
A pesar de haber ocurrido en aguas españolas el gobierno español, preocupado tal vez sobre el qué dirán, han decidido no ejercer la soberanía y sustituirla por una sumisión al poder colonial del Reino Unido en España. Y es así cómo hemos asistido impávidos y estupefactos a lo que ha sido todo un despropósito, donde un gobierno colonial gibraltareño -que ni es Estado ni es independiente-, sin ninguna función de soberanía que puedan ejercer además por ser aguas españolas, ha decidido a través de su autoridad portuaria de Gibraltar, hundir un buque mercante de 35.000 toneladas en AGUAS ESPAÑOLAS ante la pasividad de todas las autoridades marítimas españolas.
Se agrava la sumisión española por el hecho medioambiental de que la zona afectada es una zona protegida como Lugar de Importancia Comunitaria (LIC). Entidades ecologistas como Verdemar-Ecologistas en Acción han afirmado que los vertidos ya han llegado a las Zonas Especiales de Conservación (ZEC) en la demarcación marina del Estrecho Oriental, Occidental y a las Marismas del Palmones, poniendo en riesgo cierto miles de hectáreas con especies protegidas, anunciando la interposición de denuncias por estos hechos. Y es que el tráfico marítimo, los fondeos de buques y el bunkering que se llevan a cabo por Gibraltar en estas zonas protegidas "contradice las correspondientes medidas de conservación".
Lo de la colonia del Peñón es un asunto enquistado entre España y el Reino Unido y ello tiene efectos directos sobre la zona de Algeciras, La Línea o Cádiz. Sirva como evidencia el hecho de tener un lugar de interés comunitario -que por Ley estamos obligados a proteger-, convertido en la gasolinera ilegal de la mayoría de buques que transitan entre el Atlántico y el Mediterráneo.
Y todo esto no tiene una visión política, ni ideológica. Es un asunto de Estado en el más amplio sentido del término. Todo español de bien ha de sentirse implicado y afectado. Sirvan estas líneas de recordatorio.