Es un gran honor que reconozcan tu trabajo tus propios colegas, pero nos hubiera gustado más que se le hubiera puesto solución al problema. Porque, salvo que se nos esté escapando algo, la situación es hoy exactamente la misma que en febrero de 2016, cuando publicamos nuestra primera información.
El Govern balear ha dado un primer paso al reconocer por escrito que las depuradoras y los emisarios suponen una amenaza para los ecosistemas marinos (principalmente la posidonia oceánica), pero su respuesta ha sido concederse a sí mismo una moratoria de cinco años.
Es probable que, transcurrido ese periodo, los periodistas que informamos de los asuntos del mar y los navegantes sigamos siendo los mismos, pero no los políticos. O el conseller Vidal es muy optimista sobre su futuro al frente de la cartera de Medio Ambiente o lo que está haciendo es pasarle el marrón a otro, que es exactamente lo que ha ocurrido durante décadas con las depuradoras y los vertidos de las aguas residuales al mar: el problema se ha ido aparcando de legislatura en legislatura mientras se construían edificios e infraestructuras que no sé si eran necesarias, pero desde luego no eran tan urgentes.
Otra cosa que preferiríamos antes que recibir un premio es que la Fiscalía de Medio Ambiente –que nos consta que existe– hubiese mostrado un mínimo de interés por el caso. No deja de ser un tanto desazonador que quien se supone debe velar por la protección de la naturaleza haga la vista gorda ante las imágenes y los datos que hemos publicado, y de los que –no hay excusa– se han hecho eco medios de comunicación (El Mundo, Diario de Mallorca, Última Hora, La Sexta, TVE, Die Welt) con bastante más difusión de la que tiene esta humilde pero combativa publicación destinada a los aficionados al mar. El Ministerio Público está al corriente de lo que pasa con los emisarios, no puede alegar desconocimiento. Debería haber actuado de oficio y no lo ha hecho.
El Govern balear ha dado un primer paso al reconocer por escrito que las depuradoras y los emisarios suponen una amenaza para los ecosistemas marinosTambién he echado en falta algo más que palabras de aliento y felicitación (al fin y al cabo esto no es más que nuestro trabajo) por parte de algunas asociaciones sectoriales que han mostrado su indignación por la gravedad de los hechos revelados en nuestas informaciones, pero que nunca han llegado a pasar a la acción.
Si como nos dicen en privado, lo que se ha publicado podría ser constitutivo de un delito contra la salud pública, ¿por qué no han denunciado los hechos en un juzgado o ante la propia Fiscalía? La respuesta, me temo, es muy simple: es preferible llevarse bien con el político de turno a buscarse un lío, que para eso ya estamos los periodistas.
A pesar de todo lo anterior, claro que me enorgullece el premio. Hemos demostrado que una pequeña publicación temática puede hacer buen periodismo, riguroso e independiente; que nuestro compromiso con la información está por encima de cualquier otro interés; y que, con independecia de la respuesta de las autoridades, un reducido equipo de profesionales puede hacer que afloren verdades incómodas. Para ello sólo hace falta esfuerzo, profesionalidad y determinación, algo que no nos falta.