En el 2015 escribí una columna sobre las posibles sedes del Museu Maritim de Mallorca (MMM) y ya decía entonces que mis conocimientos del tema eran nivel usuario y no sabía cómo funcionaban los museos. Nueve años después colaboro regularmente con el MMM, pero sigo teniendo el nivel usuario y la situación actual escapa a mi entender.
Para ponerles en situación les diré que el MMM tiene dos sedes -la de Palma cerrada en estos momentos- y el Museu de la Mar, en el Port de Sóller. La sede de Palma cuenta con unas cuantas piezas muy interesantes y tiene una serie de actividades que están muy bien, y hacen que sea muy dinámico (permanezcan atentos a la Volta a Mallorca de este verano). Y la sede de Sóller se centra en la vida del valle y su puerto en los últimos 150-200 años. Se ha convertido en un centro consolidada en el ámbito museístico de la isla. Pero es poco.
Por lo visto, el MMM se sustenta en la figura administrativa del consorcio que regula la contratación técnica, y la aportación de las administraciones públicas, así como la contratación de servicios. Esto me lo han tenido que explicar porque ni idea. También me han tenido que decir qué es una fundación y las ventajas respecto al consorcio. Entre otras, permite agilizar las contrataciones. En la sucinta exposición que me hicieron entendí que, en su momento, no podían participar los ayuntamientos por la crisis financiera de 2008, lo que hace más complicado la cesión de un espacio o la obtención de uno propio. Y que hacer una contratación mayor, como es una reforma de espacios, es un calvario que se puede alargar más de seis meses para que luego la empresa adjudicataria no pueda hacer frente a los costes, debido al aumento de precios.
Supongo que mutar de una forma a otra debe ser casi imposible, que dar cabida a más entes debe ser un galimatías y que crecer así es imposible.
¿Para qué toda esta parrafada? Porque técnica y administrativamente tenemos un museo perfecto, pero seguimos teniendo un mueso pequeño. No puede ser que nos pongan los dientes largos los museos de Bilbao, Pasaia, Barcelona o Madrid. Vale, Madrid es la capital del reino y tiene a la Armada detrás, pero ¿han ido a Pasaia? ¡Están construyendo una nao allí mismo!
Sin duda hace falta voluntad política y social para apretar el acelerador y aquí es donde, aunque tengamos todos nivel de usuario de museos, podemos hacer algo. No hace falta manifestarse ni encadenarse en las puertas de Ses Voltes, basta dirigirnos al concejal de Palma, al conseller de Mallorca o al conseller de Balears, a la entidad que tengan más a mano, y pedirle un espacio fijo, con dotación económica, más personal, incluso un amarre para un barco patrimonial. Hace falta dirigirse a la Autoritat Portuaria y pedir si en el Plan Sanz se contempla una sede para el museo.
Y hemos de hacerlo porque somos una sociedad rica y culta, no podemos perder patrimonio marítimo, debemos conservar, estudiar y recuperar las embarcaciones, artes, ropas y toda la cultura que nos trajo hasta aquí.