Un artículo del 10 de septiembre publicado en Ultima Hora con firma de Ruiz Collado y en el que se añade un punto de vista de Germá Ventanyol, informa sobre las cantidades que los puertos autonómicos deberán invertir en sus instalaciones para no perder las concesiones. Hasta ahí, bien.
Luego dice que todas las concesiones finalizaban en el 2018. Eso fue una chulada gubernamental que tronchó concesiones más largas ya adjudicadas y demostró la muy endeble seguridad jurídica de España. En fin, que lo del 2018 fue para, justamente, adaptar los cánones antiguos a la realidad porque hace 30 años la náutica no era lo que es ahora ni tenía la importancia que tiene.
¡Cuidado!, los cánones se incrementaban anualmente con el IPC, pero eso iba muy a la zaga del crecimiento de la náutica y de la valoración de los amarres e instalaciones de tierra (restaurantes, varaderos, comercio).
Así es que un grupo de puertos deportivos decidieron intentar adaptarse y negociar con Ports IB. Se valoraron las instalaciones (sin mucho acierto) y en 2015 sólo quedaban por negociar Puerto Portals, Club Náutico Santa Ponsa y Club Náutico de Pollensa. Se concedieron ampliaciones de plazo de más de 20 años, una condición necesaria para poder amortizar una inversión importante en un sector muy sensible a los cambios.
Esa es la historia de los cánones. Ahora vamos a las nuevas inversiones. El conseller de Territorio, Energía y Movilidad declara que el objetivo será gestionar mejor los puertos de las islas. ¡Qué bien! Que los nuevos cánones permitirán hacer las obras que necesitan los puertos de gestión directa. Loable. Ya era hora porque hasta hace dos o tres años Ports IB perdía 5 millones de euros al año.
Y digo yo, si los concesionarios deben ser tasados y pagar mayores cánones porque con los puertos se gana mucho, ¿por qué los 13 puertos de gestión directa, casi todos con lista de espera, deben utilizar esos cánones para hacer mejoras y pierden 5 millones al año? Pues aquí va la respuesta: por no saber hacer. Y para que esta afirmación no sea una chulada, la fundamento.
Desde que me dedico a los puertos deportivos en Baleares no he visto ni una sola persona con conocimiento de la gestión de puertos deportivos formar parte de Ports IB ni en la Autoridad Portuaria. Cuando digo conocimiento de puertos deportivos me refiero a lo que llamamos “patear los pantalanes”, que es ver cómo actúan los amarristas, cómo están las instalaciones, conversar con los clientes y con los marineros, que no deben ser tomados como últimos del escalafón sino como la línea de choque del puerto, ya que son quienes están hora tras hora al servicio del usuario y conocen lo que allí sucede de primera mano. En la mayoría de las (pocas) encuestas que se originan en estas dos instituciones se contacta a ingenieros, arquitectos y a otros técnicos, que no tienen mucha idea de cómo se gestiona un puerto deportivo. Y esto, hoy, no es justificable porque existe una camada de gestores en Baleares, que tienen muy claro qué necesita el cliente y que deberían formar parte de todo órgano que tenga que ver con los puertos deportivos.
Tiene razón el conseller cuando dice que los puertos deben pagar un canon en justa proporción con los ingresos. ¿Quién define “justa”? En Baleares pagamos muchísimo más que en el resto de España (hablo de la proporción con los ingresos). El director de Puertos y Aeropuertos, Xavier Ramis, comentó que las inversiones en los puertos gracias a los nuevos cánones «permitirá colocarlos en los mismos niveles de calidad que tienen los clubes náuticos». El pobre lo soltó sin que ninguna alma piadosa lo frenara a tiempo. Concluye Ruiz Collado hablando de las marinas que rodean a los puertos, otro malentendido que prueba el poco conocimiento del tema. Germá Ventanyol dice que hay que frenar la especulación (totalmente de acuerdo) y luego mete la pata al afirmar que ya le advirtieron que “todo lo que tenga que ver con un amarre se trata de repartir más y mejor los beneficios”.
Señores, infórmense primero y hablen después. Hay mucho que decir, demostrar y explicar sobre los puertos deportivos en Baleares. Sin embargo, largar juicios y opiniones no fundamentadas no ayuda a nadie, ni a los puertos autonómicos, ni a la APB, ni a los clubes náuticos, y mucho menos a la imagen de Ports IB ante usuarios y gestores de la industria náutica balear.
Y dale con el gran negocio de los puertos
¿Por qué los 13 puertos de gestión directa, casi todos con lista de espera, pierden cinco millones de euros al año?