Así es el “plan Sanz” para el puerto de Palma

Gaceta Náutica accede en exclusiva al plano de redistribución de usos: los astilleros se trasladan a San Carlos, se ensancha el primer tramo del Dique del Oeste y se construye un amarre exterior para las mercancías peligrosas. El Moll Vell tendrá seis hectáreas para uso ciudadano y una marina de grandes esloras.

El plan de la Autoridad Portuaria de Baleares (APB) para el cambio de usos del puerto de Palma significará, en caso de ser aprobado, el traslado de la reparación de yates al Muelle de San Carlos y el Dique del Oeste, y la incorporación de algo más de seis hectáreas del Moll Vell a uso ciudadano.

Así consta en un plano de escala 1:5000 al que ha tenido acceso en exclusiva Gaceta Náutica y en el que, además de la redistribución de las funciones asignadas a cada espacio, se aprecian otras importantes modificaciones, como la construcción de un gran dique exterior para el atraque de petroleros, el ensanche externo del primer tramo del Dique del Oeste -que verá aumentada su superficie en casi 11 hectáreas- y la creación de una o varias marinas para grandes esloras en la cara interior del Moll Vell.

La propuesta, liderada por el actual presidente de la APB, Javier Sanz, cuenta con el visto bueno del Ayuntamiento de Palma, el Govern balear y Puertos del Estado, y ha sido acogida con buenos ojos, aunque con algunos matices de carácter técnico, por los dos principales operadores portuarios del sector de la reparación y las compañías navieras.

El objetivo prioritario del plan ya fue esbozado por Javier Sanz en una entrevista concedida a este medio al inicio de su mandato, cuando habló de eliminar “el mar de plásticos” -en referencia a las cubiertas de los barcos en reparación- de delante de la Catedral de Mallorca y el Palacio de la Almudaina. Este simple cambio de usos se topaba, sin embargo, con la carencia de suelo para que las empresas de mantenimiento, consideradas estratégicas, pudieran seguir desarrollando su labor y siendo competitivas frente a otros destinos emergentes.

La solución que propone el “plan Sanz” pasa por aumentar la superficie de varada mediante el “engorde” del Dique del Oeste, el relleno de una parte significativa del espejo de agua del Muelle de San Carlos y la demolición de los antiguos silos de grano. El resultado sería una explanada interconectada de 259.000 metros cuadrados para mantenimiento y reparación, superior a la existente a día de hoy y ubicada en el punto del puerto más alejado de la ciudad.

La actuación en el primer tramo del Dique del Oeste es, sin ninguna duda, la más ambiciosa del plan de la APB, puesto que supone ganar espacio al mar en una zona que actualmente no esta abrigada y donde la profundidad ronda los 30 metros.

La ampliación está dibujada entre la sede Escuela Náutica Pesquera y el primer tercio del gran dique que da abrigo al conjunto del puerto de Palma, y representa un crecimiento 108.000 metros cuadrados. Una de las mayores complicaciones para acometer un relleno de esta magnitud está en la falta de áridos disponibles en Baleares, según han indicado técnicos expertos en la materia, si bien la obra podría representar una oportunidad para dar salida a los dragados pendientes de realizar en numerosas instalaciones deportivas de competencia autonómica.

La actuación más controvertida del proyecto, toda vez que la APB ha conseguido un amplio consenso institucional en lo que respecta al cambio de usos, es la construcción de un dique exterior perpendicular para el atraque de los petroleros que recalan en Palma. En este caso, la obra propuesta, que requerirá una gran inversión adicional, no tiene que ver tanto con la distribución de las funciones portuarias como con la necesidad de garantizar la seguridad en interior de la dársena.

El puerto de Palma demostró tener un peligroso punto débil el 27 de agosto de 2023, cuando un crucero de 330 metros y con 5.000 pasajeros que se encontraba amarrado en el Muelle de Poniente sufrió la rotura de las amarras y fue a colisionar contra un petrolero en plena operación de descarga en el Dique del Oeste. Aquel día se hizo evidente que el puerto necesitaba una ubicación alternativa para los buques que transportan mercancías peligrosas. La solución que ahora se pone sobre la mesa consiste en sacarlos del interior del puerto en un dique que, de paso, sirva para aumentar el abrigo del Moll Vell.

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