La ingesta de microplásticos genera cáncer en los peces. Es una realidad científica demostrada en laboratorio. La presencia de plástico en el mar ha crecido exponencialmente en las últimas décadas y ahora comenzamos a ser conscientes de sus efectos en el ecosistema gracias al trabajo de investigadores como Salud Deudero, bióloga marina experta en ecología que desarrolla su labor en el Centre Oceanogràfic de Balears, adscrito al Instituto Español de Oceanografía.
«En peces se ha estudiado que desarrollan cáncer en el hígado cuando les expones a plástico. Al cabo de tres meses comienzan a desarrollar células cancerígenas. Eso sí, hay que precisar que esto se ha constatado en experimentos en laboratorio, no con peces del mar», explica Deudero. Sin embargo, según especifica, no se ha demostrado todavía que esa bioacumulación genere también tumores en el caso de los seres humanos.
La investigadora, que fue recientemente galardonada con el Premi Ramon Llull del Govern balear, cree que no hay que ser alarmistas pero sí que es muy importante analizar y estudiar los efectos derivados de la presencia de plástico en los mares. «El medio marino es muy resiliente. Es capaz de recuperarse. En eso soy muy optimista y creo que en una sociedad con recursos como la nuestra, si queremos aplicar soluciones, las hay».
Las dinámicas en el mar son mucho más rápidas de lo que imaginamos. Una partícula que está en la costa argelina puede llegar de manera natural en solo una semana a Baleares, sin contar con aceleradores como el transporte marítimo, Deudero cita como ejemplo palpable de esa rapidez y de la interconexión que vincula a todos los elementos del ecosistema marino el caso del protozoo que ha acabado con las nacras en Baleares «Fue detectado primero en el levante peninsular y en solo dos años se distribuyó por todo el Mediterráneo hasta llegar a Chipre».
No mucha gente sabe por ejemplo que ya se ha detectado lo que se conoce como islas de plástico en Baleares: «Pudimos verla hace un par de años en Cabrera. No era muy grande, de 5 a 10 metros de diámetro» recuerda Deudero. No son islas rígidas, firmes y estáticas en las que nos podamos poner de pie, son acumulaciones de residuos plásticos que forman los giros y las corrientes marinas y están en continuo movimiento.
En cualquier punto del océano o del mar hay presencia de plástico en el agua, por muy remota, aislada o transparente que parezca: «Todos los hábitats están contaminados con plástico: mares profundos, costas, mar abierto, columna de agua, por bioacumulación en la red trófica, y en todas las profundidades, hasta a 2.000 metros». El propio flujo de las aguas va generando vertederos en algunos puntos, como en el canal de Sicilia, a unos 500 metros de profundidad. Pero no hay que irse tan lejos: «Hace unos años vimos una zona a unas 10 millas al sur de Formentera con zonas de acumulación importante de basura en el fondo y yo misma me preguntaba ¿qué hace toda esta basura ahí?».
También ha sido detectada la presencia de microplásticos en el estómago de todas las especies que han sido estudiadas, tanto en peces como en moluscos o crustáceos. «En algunos casos esa bioacumulación está presente en el 7% de los ejemplares estudiados pero en algunas especies el 70% de los ejemplares analizados tenía presencia de microplásticos en su organismo», detalla la investigadora.
No solo microplásticos, partículas de menos de 5 milímetros, sino plásticos, a veces de gran tamaño, se han encontrado en el estómago de grandes cetáceos y pelágicos como los atunes. «En el caso de las tortugas varadas que se han estudiado, el 70% de las muertes estaban relacionadas con el plástico, fuera por ingesta o por enmallamiento», concreta Salud Deudero.
También se han confirmado otros efectos inesperados de la presencia de microplásticos en el mar, pues según señala la bióloga «Los bisfenoles que se usan en algunos plásticos funcionan como disruptores endocrinos y producen cambios de sexo en algunas especies de caracoles marinos porque estas moléculas se parecen a sus hormonas sexuales, las sustituyen y provocan una auténtica tormenta hormonal en su organismo».
Salud Deudero insiste en que si se quieren aplicar, hay soluciones para este problema. En concreto, para reducir el efecto de los plásticos sobre el ecosistema argumenta: «Soy más partidaria de la reducción en origen que del reciclado: volver a utilizar botellas de cristal, venta a granel en lugar de minidosis. Hay que reducir y sustituir más que reciclar».
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