La buena preparación del personal y el estricto seguimiento del protocolo permitió que lo que podría haber sido un grave accidente quedara en un susto. Un yate de 24 metros de eslora, el Tomi, sufrió un incendio en un departamento de proa cuando ya se encontraba amarrado en su puesto en el puerto de Calanova. Las llamas provocaron incluso una pequeña explosión por la concentración de humo y gases. Sin embargo, la rápida y eficaz actuación tanto de la tripulación del yate, aún a bordo de la embarcación, como del personal de marinería permitió controlar el incidente sin que hubiera heridos y restringiendo los daños solo a la zona en la que se originaron las llamas en la embarcación.
El percance ocurrió cuando el yate había regresado a puerto tras una mañana de navegación. Ya en el amarre la tripulación detectó que salía humo del compartimento de proa por lo que comenzaron ellos mismos a intentar extinguir las llamas y dieron aviso al puerto. Dos efectivos de marinería atacaron las llamas con extintores, pero al haber mucho humo, finalmente se decidió por remolcar el Tomi hasta el muelle de espera para prever males mayores en el caso de que las llamas crecieran y pudieran extenderse a embarcaciones vecinas.
Ya en el muelle de espera fue cuando tuvo lugar la explosión que no provocó heridos y continuaron las labores de extinción de las llamas con mangueras de agua. El fuego prácticamente había sido sofocado cuando llegó a Calanova una dotación de bomberos desplazada desde Palma. Apenas un cuarto de hora después, se daba por concluida la intervención. Solo un habitáculo del yate había resultado afectado por el fuego. A falta del informe final, todo parece indicar que las llamas se originaron por un cortocircuito en la hélice de proa o tal vez surgieran en una batería en la misma zona.
“Estoy muy satisfecho con la actuación de nuestro personal y el funcionamiento del protocolo. Lo más importante es que las llamas se detectaron a tiempo, lo que ha permitido que todo quedara en un susto y, sobre todo, que no haya habido heridos”, explica el director de Calanova, Álvaro Elvira.
En este caso, las buenas medidas preventivas y una correcta formación del personal han permitido que el percance se pudiera cerrar únicamente con daños materiales.
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