
Los espectaculares Clase J compiten este año por primera vez en Ibiza. Fotografía: Sailing Energy
La Clase J puso el espectáculo en el estreno de la Ibiza JoySail 2023. El Svea y el Topaz fueron los primeros en navegar en la regata de grandes esloras que cierra la temporada mediterránea. Finalmente, en la travesía de Palma a Ibiza no se dieron las condiciones para establecer un nuevo récord y los superyates tomaron rumbo directo al puerto de Ibiza para llegar a última hora de la tarde y poner todo a punto para la segunda parte de la Ibiza JoySail en aguas pitiusas.
El Topaz, patroneado por Peter Holmbergm y el Svea, del armador y patrón Niklas Zenstrom, se marcaron una regata de auténtico match race entre estos dos barcos de la Clase J. La historia de esta clase se remonta a la Copa América de los años 30 del siglo pasado -se disputó desde 1930 a 1937-. Se trata de barcos concebidos por el arquitecto estadounidense Nathanael Herreshoff en el año 1903, de 36 metros de eslora y con un desplazamiento de 170 toneladas.
Es la primera vez que los Clase J navegan en Ibiza en lo que es un preámbulo al Mundial de 2024 que esta clase disputará en Barcelona, como antesala precisamente de la 37ª Copa América.
Nacho Postigo, director de regata y navegante del Topaz comentaba que “en la travesía de Palma a Ibiza el Comité ha intentado dar dos salidas a la altura de Tagomago y Santa Eulàlia pero el viento ha caído y no ha sido posible”. En cuanto a los Clase J: “Hemos podido celebrar una prueba con vientos suaves, y se ha dado la salida a una segunda pero ha rolado y bajado mucho, por lo que el Comité, con buen criterio, ha anulado la prueba”.
A las 13:20 horas el Comité de Regatas, presidido por Arianne Mainemare, daba la salida con una suave brisa de componente sureste de entre 5 y 6 nudos de intensidad, lo que hizo que los barcos navegaran igualados en los primeros compases.
El Topaz era el primero en cruzar la línea de salida tomando así la delantera, amurado a babor buscó la derecha, mientras que el Svea se veía obligado a tomar el rumbo izquierdo del campo de regatas.
Pero a medida que avanzaba la primera ceñida de una milla, el Svea, con Bouwe Bekking a la táctica, tomaba la delantera, y a partir de ahí fue cogiendo ventaja hasta la misma llegada, con una empopada y un último tramo de ceñida ganando en tiempo real después de 1 hora, 7 minutos y 57 segundos, mientras que el Topaz lo hacía en 1 hora, 10 minutos y 13 segundos. En total 4 millas.
El Svea fue botado en enero de 2017. Es el Clase J más grande jamás construido y se hizo a partir de diseños originales elaborados por el arquitecto naval y constructor de barcos sueco, Tore Holm.
Simbad Quiroga, el único tripulante español del barco sueco, comentaba al llegar a Marina Ibiza que “la Ibiza JoySail nos está sirviendo como gran test de cara al Mundial pues podemos probar maniobras más arriesgadas de forma más tranquila”.
Los superyates partieron la mañana del miércoles desde STP Shipyard Palma con destino a Marina Ibiza, pero sin opción a récord debido a la calma que asola estos días esta parte de Mediterráneo, donde el viento apenas llegó a los 3 nudos, con lo que el Comité de Regatas, presidido por Gaspar Morey, decidía que la flota hiciera casi toda la travesía a motor para llegar esta misma tarde a Ibiza.
Es por ello que el Moat de Juan Ball, que también participa en esta Ibiza JoySail, se mantendrá un año más como poseedor del récord, que quedó establecido en 7 horas, 5 minutos y 30 segundos.
Hoy jueves tanto la flota de Clase J como la de SuperYates ya disputará todas las pruebas frente a las costas de Ibiza y Formentera.