En agosto se disparan las cifras de percances náuticos. No es que hagamos peor las cosas en los meses estivales, sino que aumenta la presencia de embarcaciones en el agua. En apenas una semana se sucedieron la explosión en una neumática en Illetes que dejó un herido grave y el incendio y posterior hundimiento del superyate de 45 metros Aria S.F. cerca de Cap Martinet, en Ibiza. Unos días después se hundió el Tais 1, de 24 metros de eslora, en Cala Saona, en Formentera. Sus 9 ocupantes sobrevivieron gracias a la ayuda de un arrastrero que los salvó cuando la lancha auxiliar que sobrevivió al naufragio estaba a punto de zozobrar. 

Pasará mucho tiempo antes de que Félix Blanco, patrón del Manuela Lloret, el barco que salvó a los náufragos del Tais 1, olvide el pasado 18 de agosto. «Estuve hasta dos días después sin pegar ojo por el subidón de adrenalina» reconoce. Cerca de las cinco de la madrugada iba a empezar con su barco de arrastre la jornada habitual de pesca zarpando desde el puerto de La Savina, en Formentera. La noche estaba complicada y nada más salir de puerto recibieron la llamada del centro de Salvamento Marítimo en Baleares solicitando su ayuda para acudir en socorro del pasaje del Tais 1, un yate de 24 metros que se estaba yendo a pique en Cala Saona con nueve personas a bordo, cuatro de ellos niños.

El Manuela Lloret puso proa a la zona con la localización facilitada por el servicio de emergencia para salvar a los navegantes en apuros. Costó encontrar a los náufragos, ya a bordo de la embarcación auxiliar tras hundirse el Tais, porque la localización no era muy exacta y además, según explica Blanco, «aunque la lancha llevaba una luz, en la zona había muchos trasmallos también señalizados con luces y era imposible distinguir la luz de la lancha».  Finalmente, consiguieron localizar la pequeña embarcación «estaba muy mal, con nueve personas a bordo, sin motor, a la deriva y entrándole agua por popa», detalla el pescador, «lanzamos un cabo para abarloar la barca, echamos una escala por la borda y empezamos a subir a las personas».  

Félix Blanco conoce bien la zona desde hace casi 30 años y eso le hacía ser consciente del peligro: «allí, en esas condiciones, olas de medio metro pueden ser seguidas de repente por otras de un metro y medio. La lancha no habría aguantado». Hubo suerte y en poco más de 10 minutos, todos estaban a salvo.

Los ocupantes del Tais 1, aunque sin lesiones, eran conscientes de la gravedad del suceso: «Los niños estaban asustados y los mayores también, incluso nosotros estábamos muy estresados porque sabíamos que sus vidas corrían peligro». No era momento para preguntar qué había ocurrido pero el patrón del Tais 1 contó al pescador que el yate se había ido a pique en 3 minutos.

Con los náufragos a salvo a bordo del pesquero y la lancha auxiliar a remolque, el Manuela Lloret se dirigió al encuentro de la Salvamar Acrux que navegaba hacia la zona desde Ibiza. Los rescatados fueron transbordados a la lancha de emergencias y trasladados a puerto. Afortunadamente, todo acabó bien gracias a la presencia del providencial pesquero que ganó unos minutos preciosos en el rescate.

Por su parte, una persona que afirma ser uno de los tripulantes del Tais 1 la noche del naufragio, aunque prefiere permanecer en el anonimato, y asegura hablar en nombre del resto de pasajeros, se muestra en total desacuerdo con la versión ofrecida por el patrón del pesquero que rescató a los náufragos, aunque agradece su ayuda. En su opinión, la situación estuvo en todo momento controlada mientras esperaban rescate en la lancha auxiliar, todos permanecían tranquilos y las vidas de los ocupantes del Tais no corrieron peligro en ningún momento. Prueba de ello, según afirma, es que la lancha auxiliar llegó en perfecto estado a puerto tras ser remolcada por Salvamento Marítimo.

El responsable de Salvamento Marítimo en Baleares, Miguel Félix Chicón, dice que es pronto para decir si este verano hay más incidencias que otros años: «Cualquier temporal puede hacer variar las estadísticas de forma cuantitativa». Sin embargo, las cifras dejan claro que la zona de Baleares es la que registra más percances en la época estival en la náutica recreativa.

Por este motivo, Chicón insiste en la prevención y recuerda cuestiones básicas como «consultar la meteorología prevista en nuestra zona de navegación y anular la salida si hay dudas, comprobar que nuestro fondeo no queda expuesto a los temporales o ventear la zona del depósito de combustible antes de poner el motor en marcha sobre todo en esta época de altas temperaturas para evitar la posible acumulación de gases inflamables».

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