
La red de pesca calada sobre un jardín de gorgonias en Cap de Catalunya, en la península de Formento. Foto: Julià Duràn.
El pasado lunes 11 de septiembre realizamos una inmersión en el cabo de Catalunya, en la península de Formentor. Nuestro objetivo era visitar y fotografiar el precioso jardín de gorgonias que se encuentra en su entorno submarino.
Cuál fue nuestra sorpresa cuando, justo encima de muchas de las preciosas gorgonias que permanecen en las profundidades de ese entorno, encontramos una red de pesca bien calada. Las lágrimas inundaron mis gafas de buceo.
No hace falta ser un experto para entender que cuando el pescador saque la red para recoger su pesca, buena parte de las gorgonias serán arrancadas del fondo marino, produciendo un atentado ecológico irreparable en uno de los entornos submarinos más bellos y más sensibles de los fondos mallorquines .
Las gorgonias rojas (Paramuricea Clavata) son un conjunto de pólipos octocoralarios que forman estructuras arborescentes y catalogadas como especie vulnerable (lista UICN). Son extremadamente sensibles ya que su crecimiento es muy lento y contribuyen notablemente a la sostenibilidad del hábitat donde se encuentran.
Es cierto que el pescador, que no sabe lo que hay en el fondo, no es el culpable de este trágico suceso, tan sólo es el verdugo. Los auténticos culpables son aquéllos que teniendo los instrumentos para proteger este espacio no lo han hecho.
Los sistemas de protección marinos basados en “pesca sostenible” (reservas de interés pesquero) se concentran en mantener poblaciones de peces viables para la pesca y proteger algunos pequeños rincones donde distintas especies de peces se reproducen. Pero se olvida completamente que las herramientas de pesca tradicional, en muchos casos, como el que nos ocupa, destroza seres vivos bentónicos que llevan muchos años de un lento crecimiento.
Hace años que se conocía este jardín de gorgonias y no se ha hecho nada por protegerlo. En toda la parte marina de la Serra de Tramuntana no existe ni un rincón que esté protegido.
Si no protegemos nuestros tesoros, sólo podremos llorar su destrucción.