Javier Sanz y Antoni Ginard durante su comparecencia de hoy en la APB.
La Autoridad Portuaria de Baleares ha previsto acometer la reordenación del Puerto de Palma con una inversión de fondos propios que podría alcanzar hasta los 250 millones de euros, según aseguró hoy en rueda de prensa el presidente de este organismo, Javier Sanz, quien confía en que este cambio de usos dé cobertura a las actuales necesidades de la comunidad portuaria hasta el año 2050. Puertos del Estado, dependiente del Gobierno central, forzó ayer por sorpresa la posposición de este nuevo proyecto.
El requerimiento por parte de las navieras de más suelo portuario para la estiba de mercancías y también por parte de las empresas de mantenimiento y reparación de embarcaciones para no perder competitividad frente a otros mercados europeos son las dos principales demandas que la APB quiere que se recojan en el futuro plan del Puerto de Palma.
Javier Sanz explicó que, además del aplazamiento del nuevo plan, en el último consejo de administración de la APB, celebrado ayer, se acordó por unanimidad paralizar el proyecto aprobado en 2020 bajo el Govern del Pacte y la presidencia portuaria de Juan Gual, cuyo planteamiento se centraba en unificar todas las compañías de ferries en una sola dársena y mantener el área industrial en el muelle de la Riba.
“Ese plan no iba funcionar y por eso hemos planteado mejorar y marcar un nuevo rumbo mediante el diálogo, apoyo y consenso, no sólo de todos los actores portuarios, sino también de las instituciones como el Govern, el Consell y el Ayuntamiento, además de la ciudadanía a través de sus asociaciones y representantes”, aseguró Sanz.
El presidente de la APB anunció que en los próximos consejos de administración se presentarán los análisis y estudios que permitan desarrollar la nueva reordenación del Puerto de Palma sobre la base de mantener la seguridad y la operatividad de las navieras mediante su distribución en los muelles de la Riba, Pelaires y Dique del Oeste, y disminuir el área de los cruceros, que permitiría el atraque de un máximo de tres.
Otros dos ejes, como viene informando Gaceta Náutica, serían el traslado de la industria de la reparación y mantenimiento de embarcaciones al Dique del Oeste y destinar todo el espacio industrial al ocio cultural y deportivo (con la posibilidad de crear una escuela municipal de vela), y de esparcimiento (áreas recreativas de columpios o paseo).
Javier Sanz puso de relieve que éste último punto es "lo más importante porque permitirá a los ciudadanos recuperar un espacio que ahora es un polígono de plásticos frente a la Catedral. Conseguiríamos una integración de forma natural entre el puerto y la ciudad”.
“Todas estas posibilidades y alternativas que nos ofrece el cambio de usos del Puerto de Palma están alineadas con las premisas del Govern de descongestionar Mallorca. Queremos mejorar la calidad de vida de los habitantes y también de los que nos visitan”, aseguró Sanz.
El director de la APB, Antoni Ginard, señaló que los puertos son estructuras cambiantes, cuya morfología se tiene que adaptar a las nuevas tendencias como la forma de manipular las mercancías que ha pasado de la carga rodada a necesitar más suelo portuario para su estiba con la idea de mejorar la cadena de suministros o también el requerimiento de un mayor espacio industrial en reparación y mantenimiento de embarcaciones para no perder competitividad.
Las líneas maestras del nuevo Puerto de Palma según remarcó Ginard, requieren estudios rigurosos y análisis que permitan el desarrollo de un plan que garanticen los nuevos usos que se le otorguen al Puerto de Palma.