![](panel/noticias/fotos/felicityace.jpeg)
El Felicity Ace muestra los efectos del incendio en una fotografía tomada desde el patrullero Setúbal de la Armada portuguesa.
Las baterías de iones de litio de un Porsche eléctrico pudieron ser el origen del incendio que acabó con el hundimiento el 1 de marzo de 2022 del Felicity Ace, un buque Ro-Ro de transporte de coches. El Grupo Volkswagen, propietario de Porsche, afronta demandas que le responsabilizan del incendio y las pérdidas consiguientes, como las interpuestas por la naviera japonesa MOL (Mitsui OSK Lines), propietaria del barco, y la aseguradora Allianz, según informa Bloomberg.
Los demandantes acusan a Volkswagen de no alertar sobre el peligro ni las precauciones necesarias para transportar este tipo de vehículos eléctricos, lo que supuso unas pérdidas económicas estimadas en aquel momento en 400 millones de euros por la pérdida del barco y de la carga que transportaba.
El Felicity Ace, de 200 metros de eslora y con 3.965 vehículos a bordo, se incendió cerca de las Islas Azores cuando se dirigía a Estados Unidos seis días después de zarpar del puerto alemán de Emden el 10 de febrero de 2022. Los 22 tripulantes fueron evacuados sin problemas, pero el buque siguió ardiendo y a la deriva hasta que el 1 de marzo se escoró a estribor y finalmente se fue a pique. Tanto el barco como su preciada carga, que incluía además de vehículos del grupo Volkswagen coches de alta gama de las marcas Lamborghini y Bentley, así como un clásico Land Rover Santana fabricado en España en 1977, yacen ahora a tres mil metros de profundidad en el Océano Atlántico.
Gaceta Náutica ya publicó en junio de ese año un reportaje sobre los peligros que conlleva el transporte marítimo de vehículos eléctricos en el que se denunciaba la falta de una normativa específica para el transporte de estos coches. Ya entonces la aseguradora Allianz alertaba sobre la necesidad urgente de abordar el problema con urgencia. También consultamos entonces a las navieras que operan entre Baleares y la Península para conocer si habían implementado medidas preventivas antes estas posibles incidencias. El gran problema de los incendios en baterías de iones de litio es que son muy difíciles de sofocar con los medios contraincendios habituales y además las llamas pueden reactivarse varias veces y en periodos largos cuando en apariencia ya han sido extinguidas.
En agosto del año pasado, otro incendio en el Freemantle Highway cuando navegaba en aguas próximas a los Países Bajos, que también transportaba 3.783 vehículos a bordo, 498 de ellos eléctricos, acabó con el trágico balance de un muerto y 16 heridos entre la tripulación. En aquella ocasión el barco sí pudo ser remolcado al puerto de Eemshaven pese a los graves daños. El responsable de la operación de salvamento del buque comentaba entonces: “No sabemos cuál fue la fuente del incendio. Dicho esto, creo que todos los expertos con algún conocimiento sobre este tema están de acuerdo en que el transporte de vehículos eléctricos introduce riesgos adicionales".
CONÉCTATE AL PODCAST DE GACETA NÁUTICA